Contabilidad

¿Cómo se calcula el margen bruto?

Raül De Tena

El margen bruto también es conocido como margen de beneficio… Y eso, el beneficio, es la máxima prioridad de toda compañía. Es fácil entender, entonces, por qué hay consenso a la hora de considerar que este es un concepto fundamental dentro de la gestión empresarial en general y de las finanzas en particular.

Pero también hay cierta confusión al respecto… ¿Qué es exactamente el margen bruto? ¿Cómo se calcula el margen bruto de un producto? ¿Y el de una empresa? Vamos a abordar todas estas preguntas en un artículo que disipe cualquier atisbo de duda al respecto.

¿Qué es el margen bruto?

Empecemos, obviamente, por la definición. Nos referimos a margen bruto como el beneficio directo que una compañía percibe por su bien o servicio. Dicho de una forma reduccionista podría afirmarse que el margen bruto es la diferencia entre precio de venta de un producto o servicio (al que todavía no se le ha aplicado el Impuesto al Valor Añadido, es decir, el IVA) y su coste de producción.

Es un valor que suele calcularse como un porcentaje sobre la venta del servicio o del producto. Y, al considerarse un beneficio directo de la actividad empresarial, no suele descontar gastos de ningún tipo, ya sean personales o de la organización.

Ahora bien, es muy probable que te estés preguntando: ¿por qué es tan importante entonces el margen bruto? Básicamente, porque es un indicativo inequívoco de si un negocio es rentable o no. Si el margen bruto es un valor negativo, eso significa que será totalmente imposible cubrir los costes.

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Variables del sistema de costes

Un pequeño alto en el camino antes de seguir adelante. Hay que tener en cuenta que estamos hablando de una de las cinco grandes variables básicas de todo sistema de coste, y que todas ellas están relacionadas de forma directa. Estas variables son:

  1. Ingresos por ventas.
  2. Costes variables.
  3. Margen bruto.
  4. Costes fijos.
  5. Rentabilidad.

Dos de estas variables (específicamente, la tercera y la quinta) dependen directamente del resto. Al fin y al cabo, el margen bruto es una consecuencia directa de los ingresos por ventas y los costes variables, mientras que la rentabilidad es la diferencia entre margen y costes fijos.

Diferencia entre margen bruto y neto

Con esto ya aclarado, a lo mejor te estás preguntando por ese otro concepto que es el margen neto. Al fin y al cabo, entre márgenes anda el juego… Y lo mejor es conocer ambos conceptos para no confundirlos nunca. Así que hagamos otro alto en el camino.

Mientras que el margen bruto es una ecuación con la que conocer la cantidad de dinero que le cuesta a una empresa producir su bien o servicio, el margen neto es un porcentaje derivado de una ecuación con la que se muestra la cantidad de dinero efectivo que queda del beneficio bruto (es decir: de la resta de los ingresos menos el coste de los bienes) tras restar todos los gastos.

Pero, obviamente, como este artículo va sobre el bruto y no sobre el neto, lo mejor será dejar este enfrentamiento de conceptos ahora que ya hemos visto cuál es su principal diferencia. Y dejar también los altos en el camino.

¿Cómo se calcula el margen bruto de un producto?

¡Advertencia! El margen bruto es un concepto que aplica tanto al producto o servicio ofrecido por una empresa como a la empresa en general (o, mejor dicho, al beneficio final de la empresa). De hecho, ambos tipos de márgenes están interrelacionados entre ellos, por lo que vamos a verlos por separado.

Empezando por el margen de producto, que es el que suele entenderse habitualmente como margen bruto. Este, obviamente, resulta muy fácil de calcular y lo único que hay que hacer es coger el precio de venta de nuestro producto o servicio y restarle lo que nos cuesta producir ese mismo producto o servicio. Nada más fácil.

Este indicador muestra el margen de beneficio de un producto al venderse por sí solo, sin contar el resto de costes que van asociados a su producción. Y, por lo tanto, no es un valor que suela usarse en valores absolutos, sino que se utiliza siempre en términos porcentuales.

Estamos hablando, en resumen, del margen que hay que tener en cuenta a la hora de calcular el precio final de venta de nuestro servicio o producto. Ahora bien, a la hora de realizar este cálculo tenemos dos opciones fundamentales.

Margen sobre el coste de compra

Esta suele ser la opción habitual para pymes y emprendedores, ya que se trata de un cálculo puramente instintivo que podría resumirse en la siguiente línea de pensamiento: “Compro a 5 y quiero ganar 3, así que tengo que vender a 8“. Tan simple como esto.

De esta forma, calcularemos el precio de venta final partiendo del precio de compra del producto o servicio y sumando el margen sobre el precio de compra. Ejemplo: un producto me sale por 10€ y quiero tener un margen del 50% (es decir, de 5€). ¿Cuál será el precio de venta final? Pues la suma del precio de coste (10€) más el margen sobre el coste de compra (5€). Obviamente, 15 €.

Margen sobre el precio de venta

El método anterior, sin embargo, es tan instintivo como de tirada corta. Es por eso mismo por lo que resulta mucho más acertado calcular el precio de venta a partir del margen sobre el precio de venta. Este ofrece una visión fidedigna de la frontera del porcentaje máximo de los descuentos que se pueden aplicar a un producto o servicio para no entrar en pérdidas.

De esta forma, el precio de venta se calculará sumando el coste de compra y el margen sobre precio de venta. Volvamos a un ejemplo: si queremos tener un margen bruto del 35% en un producto que hemos comprado por 9€, ¿a qué precio final deberemos ponerlo a la venta? Dividiremos estos 9€ por (1-0,35) y obtendremos el precio más redondo y fiable de 13,85€.

¿Cómo se calcula el margen bruto de una empresa?

Ahora, sin embargo, movámonos hacia un encuadre mucho más extenso y contemplemos el margen bruto de una empresa. Para calcular este valor, sin embargo, es de vital importancia comprender perfectamente la diferencia entre costes variables y costes fijos.

Resumiendo, podría decirse que los costos variables son aquellos que cambian dependiendo de la cantidad de productos que se produzcan o de la cantidad de servicios servidos. Entre los costes variables suelen incluirse las materias primas, la mano de obra, el packaging, los servicios de transporte, los sueldos de los empleados o el alquiler del almacén, entre muchos otros.

Por su parte, los costes fijos no están sujeto a variable alguna y son un gasto meramente operativo. Nos estamos refiriendo, por ejemplo, a los impuestos de nómina, seguros, renta y similares. Es fácil comprender la diferencia entre estos dos tipos de costes, ¿verdad?

Con esto bien entendido, entonces, será el momento de preguntar cómo calcular el margen bruto. Aunque, para ello, hay otra cosa que también es necesaria: conocer el beneficio bruto de tu empresa, que no es otra cosa que los ingresos totales a los que se les resta el coste de los bienes o servicios. A partir de aquí, ¿cómo calcular el margen?

El margen de beneficio bruto se obtiene al dividir el beneficio bruto por los ingresos. El resultado obtenido es un porcentaje, no un valor absoluto, como ya hemos explicado más arriba. Y es que, como es de sobras conocido, un porcentaje siempre será más útil que un valor absoluto a la hora de analizar la evolución financiera de una compañía y de monitorear sus tendencias de rentabilidad.

¿Por qué es importante el margen bruto?

Ya lo hemos apuntado anteriormente: conocer el margen bruto es una ayuda importantísima a la hora de medir y comprender la efectividad con la que una empresa usa su materia prima y su fuerza de trabajo para producir el bien o servicio que se ofrece.

Pero no solo eso. Estamos hablando de un indicador que también sirve para analizar las tendencias de rentabilidad de una compañía. Y es que, por extraño que parezca, son muchos los casos en que los problemas económicos aparecen cuando existe un beneficio bruto creciente pero, sin embargo, el margen de beneficio bruto es decreciente.

Pongamos, por ejemplo, una pequeña empresa que un año en concreto ha generado 200.000€ de ingresos con 150.000€ de beneficio bruto. Esto significa que el margen bruto de beneficio ha sido del 75%. Si dividimos 150.000 entre 200.000, obtenemos el valor 0,75 que, de hecho, se refiere al porcentaje mencionado.

Pero sigamos. Resulta que esta pequeña empresa duplica los ingresos el año siguiente hasta 400.000€ a la vez que también se incrementa su beneficio bruto hasta 260.000€. Si no se recurre al margen bruto de beneficio, puede parecer que es un buen crecimiento y que prácticamente se ha duplicado el beneficio…

Pero hagamos el mismo cálculo que en el párrafo anterior (250.000 / 400.000 = 0,65) y veremos que el margen bruto de beneficio no ha aumentado, sino que ha disminuido hasta el 65%. Un 10% menos.

¿Qué ocurrirá si esta tendencia sigue su evolución natural y el margen bruto sigue descendiendo y descendiendo? A la larga, la compañía entrará en pérdidas. Algo que podría haber evitado si, en vez de quedarse con un análisis superficial de sus propios datos financieros, hubiera profundizado en el cálculo de su margen bruto de beneficios. Entonces, y solo entonces, hubiera advertido el peligro en el horizonte.

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