Abre tu negocio a mercados internacionales. Te explicamos los trámites, documentos clave y las consideraciones fiscales para que tus facturas de exportación sean 100% seguras y sin complicaciones.
La internacionalización es un paso natural para el crecimiento de cualquier negocio. Sin embargo, cuando tus clientes se encuentran fuera de las fronteras de la Unión Europea, la facturación puede parecer un laberinto de trámites, documentos y dudas fiscales. ¿Qué impuestos aplicar? ¿Qué datos deben incluirse de forma obligatoria? ¿Cómo garantizar que todo cumple con la normativa?
Si estás expandiendo tu actividad a mercados internacionales y necesitas claridad ante este nuevo desafío, te contamos cómo facturar a países extracomunitarios paso a paso y de forma sencilla, para que puedas enfocarte en lo que realmente importa: hacer crecer tu negocio en el mundo.
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Aunque en ambos casos se trata de emitir facturas a clientes fuera de tu país de origen, sí existen ciertas diferencias entre las facturas intracomunitarias, esto es, las que envías a países dentro de la Unión Europea, y las facturas de exportación, cuyo destino es cualquier país del mundo fuera de la UE.
Una factura de exportación es aquella cuyo destinatario es una empresa o particular radicado en cualquier país fuera de la Unión Europea. Este tipo de facturas tienen ciertos requisitos y peculiaridades que vamos a ver a continuación para que no supongan un problema en la gestión, contabilidad y fiscalidad de tu negocio.
Si tienes clientes en otros países de la Unión Europea, tenemos un post completo acerca de cómo emitir facturas intracomunitarias.
Básicamente, todos excepto los que conforman la Unión Europea. Por hacerlo más sencillo, vamos a nombrar los países comunitarios (los que están dentro de la Unión Europea), así que los no comunitarios serán los restantes.
Son 27 los países que conforman la Unión Europea: Alemania, Austria, Bélgica, Bulgaria, Chipre, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Malta, Países Bajos, Polonia, Portugal, República Checa, Rumanía, Suecia y, lógicamente, España.
Las facturas de venta que emites a países extracomunitarios deben incluir todos los datos que contienen las facturas normales y, además, cierta información extra, relacionada con el tipo de transacción:
La entrega de bienes fuera de las fronteras de la Unión Europea está exenta de IVA tanto si se trata de vender a una empresa como a un particular. Así que no tendrás que aplicar IVA ni retener IRPF en las facturas de exportación que emitas.
A pesar de esto, sí deberás informar de estas operaciones en el modelo 303. Y podrás deducirte el IVA que hayas abonado en los gastos relacionados con esa exportación.
Ahora hablamos del IVA en las importaciones
En el caso de importación de mercancías, deberás pagar el IVA en la aduana cuando recojas la mercancía. Una vez que desembolses el importe, te darán el DUA (Documento Único Administrativo). Tendrás que adjuntarlo a la factura original para justificar los impuestos pagados. Es crucial guardar toda la documentación relacionada con el envío, como justificantes de aduanas, para demostrar que los productos efectivamente salieron de la Unión Europea y evitar complicaciones con inspecciones fiscales.
Para las importaciones y prestación de servicios, se entiende que son realizados en el Estado del destinatario por lo que tendremos que autoliquidar el IVA al igual que en las intracomunitarias. Se entiende que los servicios son prestados en destino, por lo que estas operaciones están sujetas a IVA.
Dado que el emisor de la factura está fuera del territorio de aplicación del IVA (fuera de la Unión Europea), la factura llegará sin IVA. Por ello deberemos realizar una auto repercusión del impuesto. Al mismo tiempo, procederemos a la deducción de dicho IVA, ya que estamos realizando una inversión del sujeto pasivo. La operación así realizada es neutra. Pero la Ley del IVA obliga a integrar estas prestaciones de servicios en la base imponible del impuesto.
La facturación electrónica es un proceso que se está convirtiendo en un requisito en multitud de países. Este método no solo te asegura de que todo está en orden, sino que también facilita el cumplimiento de las diferentes normativas fiscales, tanto en España como en otros países.
Si utilizas un software de facturación como Holded, emitir una factura de exportación es tan sencillo como crear una factura común:
Las plataformas de pago online como PayPal o Stripe también son muy útiles, ya que permiten a los clientes extranjeros pagar tus facturas de forma cómoda y segura. Es importante elegir una herramienta que se adapte a las necesidades de tu negocio y que cumpla con los requisitos legales. De esta manera, podrás gestionar tus facturas de manera más eficiente y profesional.
Al facturar al extranjero, especialmente si es tu primera vez, es común cometer errores que pueden tener consecuencias legales y financieras. Aquí te explicamos algunos de los más frecuentes para que puedas evitarlos en tus facturas de exportación.
Los errores fiscales y legales son, sin duda, los más comunes. Algunos de los que ocurren con más frecuencia son:
También es bastante común incurrir en errores y fallos administrativos:
Finalmente, no es infrecuente cometer errores operativos, como desconocimiento de la normativa fiscal española o del país de destino, no guardar copias de las facturas u otros documentos o no incluir los términos de pago de forma clara y específica.
Utilizar un software de facturación como Holded y contar con un asesor es la mejor forma de evitar cometer errores que puedan dar al traste con las buenas prácticas empresariales en tus exportaciones.