Hoy, más que nunca, triunfar con tu propia empresa exige buenas estrategias de publicidad. Por suerte, vivimos en la era digital, donde las posibilidades son casi infinitas, y cualquier emprendedor puede permitirse promocionar su empresa por costes bajísimos.
Incluso, gratis. Eso sí: antes de ponernos manos a la obra, tenemos que conocer qué son las estrategias de publicidad, cuántas hay, qué queremos obtener de ellas y qué ventajas tiene cada una. Seguro que cuando hayas terminado de leer este post tendrás muchísimo más claro cómo elegir la tuya.
En esencia, son planes que diseñamos para que nuestros productos o servicios se vendan bien o se den a conocer. Depende, claro está, de en qué momento (arranque, expansión, renovación) se encuentra la empresa. Si estamos arrancando, es interesante dirigir nuestra estrategia a mostrar lo que ofrecemos y, por supuesto, destacar los puntos fuertes.
Si ya llevamos un tiempo y se presupone que contamos con una cartera de clientes, las estrategias de publicidad deberán ir enfocadas a la expansión, y los mensajes deben ser otros. Pero antes, veamos qué ventajas tiene elaborar nuestra propia estrategia de publicidad, cuántos tipos hay y cómo adaptarla a nuestras necesidades.
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En primer lugar, hay que decir que, sin publicidad, una empresa no existe. O casi. Es como poner una tienda física en medio del desierto y esperar a que la gente pase ante el escaparate: las posibilidades de que alguien entre y compre son prácticamente nulas.
Por suerte, las redes sociales e internet son una herramienta muy accesible, que cualquiera de nosotros puede utilizar sin grandes problemas. Así que la primera ventaja es obvia: dar visibilidad a nuestro negocio. Pero hay otras:
Si nos fijamos en lo que hemos comentado en el párrafo anterior, podríamos hablar de dos tipos de estrategias de publicidad: la conocida como publicidad push y la publicidad pull. Vamos a ver en qué consiste cada una de ellas.
Push significa «empuje» o «impulso», así que la publicidad o el marketing push consiste en mantenerse en la mente del potencial cliente y generarle esa necesidad de adquirir nuestros productos o nuestros servicios.
Suele usarse con grandes marcas o con empresas que ya tienen un posicionamiento muy sólido. Es más agresiva, en términos generales, que la publicidad pull, pero puede ser muy interesante en momentos puntuales. Puede realizarse con alguna acción concreta (descuentos, por ejemplo).
La estrategia pull busca atraer al cliente a la marca, y suele ser la más indicada para pymes y, sobre todo, para empresas que están empezando. No conocen nuestra marca y necesitamos buscar ese hueco en el que encontrar el nicho de clientes que nos van a comprar y a recomendar.
Lo que se pretende es, en primer lugar, que el público objetivo conozca qué hacemos y se vaya familiarizando con lo que ofrecemos.

Y ahora, vamos a lo importante. ¿Cómo hacemos publicidad para nuestra empresa? En primer lugar, tendremos que elaborar lo que se conoce como plan de medios.
Un plan de medios no es ni más ni menos que una planificación estratégica de los canales a través de los cuales vamos a dar a conocer nuestros productos. Centrémonos en estas dos palabras: planificación y estratégica.
Una vez hemos definido planificación y estrategia, tenemos que elaborar nuestro mensaje y crear una imagen potente para difundirlo. Como en todo, contar con profesionales de la publicidad nos ahorrará dolores de cabeza, pero si el presupuesto no nos permite hacerlo, existen numerosas herramientas que nos ayudarán en nuestro propósito.
Herramientas digitales como Canva cuentan con plantillas prediseñadas para todo tipo de redes sociales, y también para medios escritos tradicionales. No tendremos que pensar en las dimensiones, pues ya vienen dadas, y el aspecto final tiene un aspecto profesional más que digno.
Por último, debemos elegir los medios. Necesitamos saber qué nos aporta cada uno y qué ventajas y desventajas tienen. Así podremos valorar cuáles debemos elegir para nuestro plan estratégico de publicidad.
¿Queremos pagar o hacerlo todo gratis? En el primer caso, ¿preferimos un precio cerrado o adaptarlo según el momento? ¿Lo haremos nosotros o lo dejaremos en manos de expertos? Vamos a verlos en profundidad.
Si bien vamos a analizar cada opción con la que contamos, es importante volver a incidir en la importancia de estar en internet. Primero, es donde más fácilmente podemos segmentar a nuestros potenciales clientes, y segundo, nos va a salir más barato. El Informe de digitalización de las pymes 2021 es bastante claro al respecto: un 86% de las pymes y grandes empresas utilizan redes sociales para promocionarse.
En el caso de las microempresas, el porcentaje se eleva al 94%. Casi la mitad, además, apoyan su estrategia con blogs corporativos. Otro dato importante que arroja este informe es que la brecha entre pequeñas y grandes empresas para realizar compras y ventas por internet se ha reducido. ¿Qué queremos decir con todo esto? Que la digitalización es un hecho y que no podemos eludirla. Así que veremos, en primer lugar, los medios digitales.
Dentro de esta división, tenemos los medios propios y los medios de pago.
Medios propios. En esta categoría se encuentran las redes sociales, nuestra web, el blog de empresa y las newsletter. En ellos tenemos el control absoluto sobre lo que decimos, cómo lo decimos y cada cuánto tiempo lo decimos.
Medios de pago. Dentro de nuestra estrategia tenemos que considerar la posibilidad de contratar publicidad. Esta puede desarrollarse en internet o en medios tradicionales. Vamos a ver ambas.

Ya tenemos nuestro plan de medios y dónde queremos estar presentes. Pero antes de elaborar los mensajes con los que conquistar a nuestra audiencia conviene tener en cuenta estos consejos, que nos van a ser especialmente útiles en nuestra estrategia en redes sociales:
Una pyme no tiene los recursos de una gran corporación, eso está claro. Pero podemos aprender de los grandes para adaptar sus casos de éxito a nuestra estrategia. Estos son algunos de los pilares en los que se apoyan los mejores.
Personalización. Es uno de los valores más demandados hoy día: quiero un producto que solo tenga yo. La idea de personalizar la hace genial, por ejemplo, Spotify, cuyo algoritmo permite a los usuarios tener, por ejemplo, descubrimientos semanales (canciones que Spotify cree que pueden gustar al cliente por sus escuchas) y el famoso Wrapped de cada año, con las canciones que más has escuchado, entre otros detalles al gusto del consumidor.
No comprar, sino vivir una experiencia. Cada vez compramos menos productos y más experiencias. Es decir: uno no va a un restaurante a comer bien, sino a que todo, desde que entra hasta que se va, sea perfecto. En ese sentido se ven montones de campañas publicitarias y BMW, con su «¿te gusta conducir?» es uno de los exponentes más claros.
Promociones. Por supuesto, el dinero siempre es un elemento clave. Descuentos y promociones suelen esenciales para que el comprador elija un producto en lugar de otro. Grandes firmas de ropa, como H&M o Women' Secret, cuentan con programas de fidelización que ofrecen precios y descuentos especiales a sus clientes premium.
Valores sociales. A menudo, y aprovechando un día internacional, por ejemplo, las marcas aprovechan el potencial de las redes sociales para elevar un mensaje que llega a las emociones del usuario. La sostenibilidad o la solidaridad son elementos que manejan muy bien marcas como Coca-Cola, Nike, etcétera.
Concursos interactivos. Muchas marcas de snacks lanzan un nuevo sabor pidiendo a sus usuarios que les propongan nuevos sabores. No solo obtenemos información del big data que nos dejan estas campañas, sino que además interactuamos con el cliente y nos mostramos cercanos a él.