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Ecosistema empresarial: ¿Qué es y cómo nos ayuda a crecer?

Maruxa Ruiz del Árbol

En la década de 1930, el botánico británico Arthur Tansley introdujo el término ecosistema para describir una comunidad de organismos que interactúan entre sí y con sus entornos. Para lograr la supervivencia, estos seres compiten entre ellos y con el medio ambiente. Para prosperar,  evolucionan juntos y se adaptan a los impactos externos.

En 1993, el estratega empresarial James Moore adoptó con gran éxito este concepto biológico al mundo empresarial. En un artículo publicado en Harvard Business Review titulado “Depredadores y presas: Una nueva ecología competitiva”, elaboró un paralelismo entre las normas que operan en el mundo natural y las que operan en el mundo comercial. Moore sugirió que una empresa no se puede considerar como un negocio único y aislado, sino como un miembro dentro de un ecosistema empresarial con participantes que abarcan múltiples industrias.

 El tino en su parangón fue tal que, en solo 20 años, el término “ecosistema empresarial” se ha arraigado firmemente en el diccionario que los líderes empresariales manejan para idear sus estrategias. Un estudio del Boston Consulting Group Henderson Institute halló que el término se encuentra 13 veces más que hace una década en los informes anuales de las empresas.

¿Qué es un ecosistema empresarial?

Pero, ¿qué son y, sobre todo, qué pueden aportar a nuestra empresa los ecosistemas empresariales? ¿Le conviene a nuestra firma actuar activamente en uno de ellos? ¿Cómo podemos aportar y generar valor dentro de un ecosistema empresarial? 

Un ecosistema empresarial es la red de organizaciones, incluidos proveedores, distribuidores, clientes, competidores, agencias gubernamentales, etc., que participan en la entrega de un producto o servicio específico a través de la competencia y la colaboración

La idea es que todas las entidades del ecosistema son influenciadas por otras y crean una relación en constante cambio en la que todas las entidades deben ser flexibles y adaptables para sobrevivir, como en un ecosistema biológico. 

Cuando un ecosistema empresarial tiene éxito, significa que los participantes han desarrollado patrones de comportamiento competitivos que agilizan el flujo de ideas, talento y capital en todo el sistema. 

Una idea que ya se aplicaba en el Medievo 

Aunque el concepto se haya desarrollado de forma teórica el siglo pasado, la puesta en práctica de estrategias conjuntas es antigua. Las ferias medievales donde los comerciantes se juntaban e intercambiaban sus productos durante un periodo de tiempo al año pueden ser consideradas una forma de ecosistemas empresariales primigenios. 

De modo similar, en el siglo XIV en la ciudad toscana de Prato, Italia, se estableció una industria textil próspera que se convirtió en un ecosistema independiente de artesanos especializados en costura, cardado, hilado, teñido y otras muchas técnicas relacionadas con el mundo textil. Así, Prato se convirtió en un gran eje del sector en Europa donde la industria creció y desarrolló su valor a través de la coordinación de empresarios, vías específicas de financiamiento e incluso controles de calidad conjuntos. 

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Ejemplos de ecosistema empresarial

Silicon Valley es quizá el mayor ejemplo de ecosistema empresarial actual del mundo. Representa también uno de los ecosistemas más fértiles: un ecosistema de emprendimiento donde sus actores se benefician de la multiplicidad de oportunidades para la financiación, distribución y desarrollo presentes en la zona. 

Lejos de Silicon Valley, dentro de España hay ecosistemas de emprendimiento y empresariales en los que las empresas locales se pueden integrar y desde donde pueden incluso generar ecosistemas nuevos, siempre que la empresa en cuestión se sienta con fuerzas para convertirse en actor principal y orquestar un ecosistema. La Comunidad de Madrid, Cataluña, La Rioja, Murcia, País Vasco o Comunidad Valenciana tienen ecosistemas de emprendimiento en expansión. Fuera de nuestras fronteras, Berlín, Estocolmo o Tel Aviv también tienen fuertes hubs de innovación y ecosistemas interesantes. 

Pero, como tantas otras veces, los grandes ejemplos aturden y se nos hace imposible comparar nuestras pequeñas realidades con ellos. Pongamos como ejemplo una empresa de electrónica. Los actores de ese ecosistema serían los proveedores, los consumidores, los competidores y los inversores. 

La supervivencia de la empresa en ese ecosistema depende de distintos factores como la cooperación con los proveedores y la comprensión de nuestro entorno y nuestros consumidores. 

Tipos de ecosistema empresarial 

Reconocer el ecosistema empresarial es un factor clave para desarrollar una estrategia de emprendimiento e innovación. Hay dos tipos básicos de ecosistema empresarial: los ecosistemas de solución, que crean un producto o servicio gracias a la coordinación de varios participantes y los ecosistemas de transacción, que vinculan a participantes a través de una plataforma digital. 

Ecosistemas de solución

Los ecosistemas de solución se articulan a través de una marca principal que orquesta las ofertas de distintos participantes. Durante el desarrollo de la nueva solución, los proveedores de la firma principal y otros proveedores importantes pueden ser parte del ecosistema porque sus actividades de innovación han de ser coordinadas con los otros jugadores. Una vez que la innovación principal se logra, esos actores han de ser restringidos a un rol más reducido en la cadena de distribución. 

Ejemplos de ecosistemas de solución incluyen los sistemas de tarjetas de crédito, que vinculan bancos, comerciantes y consumidores; soluciones dentro de los teléfonos móviles (que combinan dentro de un mismo dispositivo iluminación, telefonía, entretenimiento y productos de seguridad), el entorno de las impresoras 3D que integra a los proveedores de impresoras, los materiales, el software y los distintos productos que se pueden producir con ellas. 

En los ecosistemas de solución el consumidor no es normalmente un miembro activo pero es impactado de una manera contundente al ser capaz de combinar las ofertas de la firma principal y las secundarias. 

Ecosistemas de transacción 

Los ecosistemas de transacción se caracterizan por estar centralizados en una plataforma digital que vincula productores independientes de productos o servicios con clientes. Los ejemplos de este tipo de servicios son abundantes. Por ejemplo, eBay vincula vendedores independientes con clientes, Cabify conductores con pasajeros y Glovo vincula riders con empresas de comida a domicilio y consumidores finales. 

En este tipo de ecosistemas los clientes tienen una participación activa. No solo son una parte del ecosistema sino que sus opiniones sirven para moderar el sistema. 

A veces incluso los clientes participan activamente. Por ejemplo cuando la audiencia de YouTube sube sus propios videos o cuando clientes de Airbnb ofrecen sus propias casas en la plataforma. 

Silicon Valley, ejemplo de ecosistema empresarial

Cómo identificar oportunidades en el ecosistema

Los ecosistemas empresariales ofrecen tres beneficios críticos: 

  • Acceso a un mayor número de oportunidades.
  • Habilidad de crecer más rápido.
  • Flexibilidad y resiliencia.

En concreto, durante el periodo en que la empresa es joven, un ecosistema puede dar acceso rápido a capacidades externas que pueden ser muy caras o consumir demasiado tiempo como para hacerlas desde dentro. 

La manera más efectiva para identificar oportunidades es examinar la ruta del consumidor e identificar fricciones o malos funcionamientos del mercado: frustraciones, necesidades no cubiertas, deseos no cumplidos. Muchos de ellos son demasiado grandes o complejos para ser solventados por una única compañía. Es importante centrarse en fricciones que representan problemas importantes para los clientes o proveedores y que, por lo tanto, sean oportunidades que justifiquen la inversión y esfuerzo para que el ecosistema salga reforzado.

Motivos para ser miembro activo de un ecosistema: 

  • Posibilidad de expandir el mercado con nuevas ofertas. Los ecosistemas pueden abrir nuevos canales de venta para productos o servicios. Por esta razón, muchos fabricantes de electrodomésticos, por ejemplo, se unen a ecosistemas de casas inteligentes. 
  • Fortalecer el negocio principal a través de complementos. Los socios dentro del ecosistema nos pueden proveer con productos y servicios que añaden valor al negocio principal de la empresa. Por ejemplo, alrededor del negocio de los videojuegos se ha generado una amplísima industria gamer que va desde academias para gamers, mobiliario especializado, maratones de juego enfocados a este nicho, etc. En esta diversificación, las oportunidades de negocio  se multiplican exponencialmente.
  • Proteger el negocio principal de otros ecosistemas. Implicarse dentro de un ecosistema puede ser una defensa efectiva contra amenazas provenientes de otros ecosistemas. Por ejemplo, compañías agroquímicas se han involucrado con ecosistemas de granjas inteligentes para defender sus semillas, fertilizantes y su negocio de protección de cosechas que supone la agricultura de precisión. 
  • Abre posibilidades de acceso a mercados adyacentes al principal. Los socios del ecosistema pueden ayudar a la compañía a expandir su negocio a nuevos mercados. Algunos bancos, por ejemplo, construyen ecosistemas para expandir su negocio de hipotecas a otras actividades dentro del mercado inmobiliario. En este sentido, se pueden incluso encontrar oportunidades para lanzar nuevas empresas más allá del negocio principal.

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