Emprender

Cómo aplicar el método KonMari a las finanzas de tu empresa

Raül De Tena

A estas alturas, ¿quién no conoce a Marie Kondo? Los avanzados de la clase hace ya mucho tiempo que cantan las alabanzas de los libros de esta gurú del orden, mientras que el común de los mortales ha entrado en contacto con ella a través de “¡A Ordenar Con Marie Kondo!“, la serie con la que ha revolucionado Netflix a base de ir ordenando casas ajenas. Bueno, claro, también puede ser que la conozcas por todos los memes que ha protagonizado, pero esa es otra historia que nada tiene que ver con este artículo en el que nos vamos a centrar en Marie Kondo y las finanzas de tu empresa.

Pero, espera, un momento, ¿qué tiene que ver esta mujer con las finanzas? ¿Acaso es un capítulo que te perdiste en Netflix? ¿Es un libro de esta japonesa que todavía no ha sido adaptado a la pequeña pantalla? No. No lo es. Pero, simple y llanamente, el método de limpieza de Marie Kondo es tan interesante y efectivo que incluso puede aplicarse a un entorno financiero y empresarial.

¿No nos crees? Pues piensa en las finanzas de tu empresa como si se tratara de un episodio de “¡A Ordenar Con Marie Kondo!” y sigamos uno a uno los pasos de esta gurú del orden…

1. Visualiza tus finanzas ideales

Lo primero que hace Marie Kondo al llegar a una casa a la que ha sido convocada para acabar con el desorden es, fundamentalmente, buscar el corazón del lugar y, desde allí, lanzar una plegaria con al visualizar cómo debería ser el espacio ideal para que sus habitantes fueran felices. Y eso es algo que puedes hacer con tus finanzas.

Piensa en cuál es el corazón de tu negocio, aquel punto que bombea sangre en todas las direcciones empresariales posibles, y desde allá visualiza cuál sería tu estado financiero ideal. ¿Qué necesitas cambiar para que las finanzas de tu negocio te produzcan felicidad? ¿Qué objetivo (personal y humano) es el que persigues con tu empresa? ¿Dar seguridad a tu familia? ¿Sentirte realizado económicamente?

Dicho de otra forma: ¿cómo es el espacio financiero que yace debajo de todo el desorden y al que solo puedes llegar después de un proceso de depuración? Una vez tengas eso claro, es el momento de empezar a trabajar de verdad.

2. Categoriza tus finanzas

Marie Kondo lo tiene claro. Para ella, los objetos de toda casa se dividen en cinco categorías perfectamente diferenciables: la ropa, los libros, los papeles, el komono (maravillosa palabra que se ha introducido en nuestra habla común y que vendría a ser la miscelánea de objetos que se reparten en los cajones) y los objetos con valor sentimental. De hecho, Kondo aconseja ordenar las categorías siguiendo este orden que va de o menos a lo más sentimental, para que así el posible bloqueo emocional no te lo encuentres al principio de todo.

Puede, sin embargo, que en las finanzas no operen estas categorías… Aunque está claro que puedes beneficiarte a la perfección del concepto de categorizar. Ahora bien, cada empresa tendrá sus propias categorías, así que será totalmente necesario un trabajo a la hora de definirlas.

Lo más común es que los las finanzas de una empresa se distribuyan en las categorías de inventario, productos, gastos anuales y gastos mensuales. Pero puede que no sea el caso de tu compañía, así que no asumas estas categorías como algo rotundo y sopesa la posibilidad de que necesites otras categorías totalmente diferentes para ordenar tu espacio empresarial.

3. Ponlo todo a la vista

Uno de los momentos mas icónicos del show de Marie Kondo es cuando anima a los intervenidos a coger toda la ropa de sus armarios y apilarlas en una única montaña. El objetivo, dice la japonesa, es que la persona perciba de un único vistazo la cantidad absurda e innecesaria de ropa que tiene. Y quien dice “ropa” dice “finanzas”.

Las finanzas de una empresa implican procesos abstractos: pagos, subscripciones, impuestos, etc. Y agruparlo todo en un único espacio a la vista puede resultar complicado. Pero debes esforzarte en conseguirlo y, de un vistazo, poder ver en qué se gasta el dinero tu empresa, ya sea usando el papeleo que estas finanzas genera o usando algún otro método.

4. Tira a la basura (y da las gracias)

Una vez con todo a la vista, es el momento de aplicar otra de las grandes enseñanzas de Marie Kondo: conservar solo aquello que nos produce felicidad y tirar a la basura el resto. Está claro que, en un entorno como el financiero, tampoco hay que ser literales a la hora de considerar qué nos produce felicidad y qué no, así que lo mejor será reformular esta teoría.

La idea es substituir ese precepto tan sentimental por algo mucho más funcional. En vez de preguntarte “¿esto me produce felicidad?” deberías preguntarte “¿esto me ayudará a alcanzar unas finanzas que me hagan más feliz?”. Cumplir con tus deberes financieros te dará felicidad, eso está claro. Pero a lo mejor te sorprende concluir que pagas por determinados servicios que no hacen feliz a tu empresa (ni son necesarios). Esos son los que hay que tirar a la basura y, como hace Marie, darle las gracias por el servicio que nos han prestado mientras han estado a nuestro lado.

5. Organiza lo que quede después de la purga

Ya casi lo tenemos… Con todo aquello superfluo fuera de nuestro plan financiero, solo queda ordenar todo aquello que sí que ha sobrevivido a nuestra purga empresarial. Ahora, sin embargo, se tratará de reordenarlo todo teniendo en cuenta lo aprendido por el camino.

Y no te limites a aplicar lo que te ha enseñado Marie Kondo, vuelca también lo que has aprendido tú mismo de tus propias finanzas para seguir funcionando en base a este nuevo orden. ¡Qué pena que las cámaras de Netflix no hayan estado durante el proceso para grabarlo todo!

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