Domina la salud financiera de tu negocio: aprende a calcular y analizar tu cash flow para tomar decisiones estratégicas con total confianza.
La verdadera salud de un negocio no se mide solo por los beneficios en papel, sino por el dinero que entra y sale de la caja: el cash flow, o flujo de caja, es ese termómetro financiero esencial y te indica si tienes liquidez para pagar a proveedores, hacer inversiones o afrontar imprevistos.
Conocer y dominar este indicador es fundamental para evitar sorpresas y crecer con sostenibilidad y, por eso, en este artículo, transformamos un concepto financiero en una herramienta accesible. Te explicamos de manera clara qué es el cash flow, te guiaremos paso a paso en su cálculo y te enseñamos a interpretar los resultados.
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El cash flow, o flujo de caja, es el dinero real que entra y sale de una empresa durante un periodo determinado. En otras palabras, muestra si la empresa está generando efectivo suficiente para cubrir sus gastos, invertir o repartir beneficios. A diferencia del beneficio contable, que puede incluir partidas no monetarias, el cash flow refleja el movimiento real del dinero.
Se calcula sumando al beneficio neto conceptos como las amortizaciones y provisiones, ya que estos no implican una salida inmediata de efectivo. Si el flujo de caja es positivo, significa que la empresa genera más dinero del que gasta; si es negativo, indica que está utilizando más efectivo del que produce.
Como hemos comentado anteriormente, el cash flow también se conoce con otros nombres que quizás sean más conocidos: flujo de caja (es la traducción directa), flujo de efectivo o flujo de tesorería.
¿Por qué conviene saber su significado? Al realizar un análisis contable, un problema común es que resulta muy difícil conciliarlo con la realidad financiera. Por ejemplo, algunas empresas que gozan de buenos resultados descubren, tras una segunda revisión, que no tienen fondos.
El cálculo del flujo de caja es fundamental para conocer la salud del negocio y, de forma más concreta, su importancia se mide por cuatro acciones concretas:
Existen diferentes tipos de cash flow y se dividen en función de las actividades que realizan: explotación, inversión y financiación.
Las actividades de explotación son parte de los ingresos ordinarios, relacionados con la actividad directa de la empresa. Es decir, los ingresos que se obtienen de la venta de productos o la prestación de servicios y los gastos operativos del día a día. A partir de esta actividad se generan importantes flujos de efectivo.
En cuanto a las actividades de inversión, el cash flow se podrá calcular si en el negocio existen actividades de compra y venta de activos de larga duración, como inmobiliaria, maquinaria, equipos… con las que se generen flujos de tesorería.
Para terminar, una empresa podrá calcular el cash flow en actividades de financiación cuando estas cambian el capital propio del negocio y las deudas acumuladas, como la obtención de préstamos, la emisión de acciones, el pago de dividendos o la devolución de deudas.
Existen dos formas de calcular el cash flow de una empresa: la fórmula general o método directo y la fórmula del cash flow operativo o método indirecto. Cada una de ellas tiene un objetivo concreto y se calcula según una fórmula determinada.
Por un lado, el método directo que se calcula según la fórmula general es la forma más simple y se refiere, literalmente, al dinero que entra y sale de la empresa en un periodo de tiempo.
Cash flow = Ingresos de efectivo - Gastos de efectivo
Por su parte, el método indirecto se utiliza para calcular el cash flow operativo, es decir, ajusta el beneficio neto para tener en cuenta partidas que no implican un movimiento real de dinero y se calcula según la fórmula siguiente:
Cash flow operativo = Beneficio Neto + Amortizaciones + Provisiones
Donde:
Es decir, después de haber obtenido el resultado neto del negocio, debes sumar las dotaciones de amortizaciones y provisiones en el periodo determinado. Has de sumarle estas dos dotaciones porque no son salidas físicas de dinero, sino que son apuntes contables de gasto.
En otros artículos hemos hablado de amortizaciones y provisiones. Estas son la representación contable de la disminución de valor en un activo de la empresa. No obstante, existen algunas diferencias entre los dos datos.
Mientras que la amortización indica una depreciación permanente debido al tiempo y uso del activo, la provisión hace referencia a la depreciación ocasional a causa de un imprevisto.
En ambos casos, un cash flow positivo significa que tu negocio ha generado más dinero del que ha gastado, gracias a lo que podrás reinvertir, cancelar deudas o afrontar posibles imprevistos, mientras que un cash flow negativo supone que has gastado más de lo que has ganado, lo que puede colocar a la empresa en una situación económica delicada.
La facturación es el importe total de las ventas realizadas por la empresa en un periodo de tiempo determinado, sin tener en cuenta los costes asociados a las mismas ni los gastos de la empresa. Según esta definición, las principales diferencias entre facturación y cash flow se refieren a:
A pesar de que un negocio haya tenido un buen resultado en ventas, existe la posibilidad de que tenga problemas de liquidez. Esto ocurre, por ejemplo, porque las facturas no se pagan en el plazo estimado. Si esto ocurre, el balance de la empresa será positivo, pero el cash flow será negativo.
Y también se puede dar el caso contrario, que el cash flow de una empresa sea positivo pero con un resultado negativo. Esto podría deberse a que, por ejemplo, no se ha pagado a los proveedores.
La importancia del cash flow radica en que te avisa cuándo necesitas financiación, bien porque tus clientes se retrasan en los pagos o porque el resultado global es negativo.
Cómo mejorar el flujo de caja para tener más capacidad financiera cambiará según la empresa, ya que es algo que depende de su política. Pero, en general, existen una serie de consejos que pueden servir a la mayoría de negocios.
Solo tienes que aplicar una serie de estrategias para asegurarte de que tengas más entradas que salidas. Sin olvidar, hacer un seguimiento continuo de las necesidades de tesorería.
Para que la tesorería de tu empresa tenga un índice positivo, tienes que asegurarte de que los clientes te pagan dentro de un periodo de tiempo determinado, ya que si se retrasan, la economía de tu empresa puede tambalearse. Para ello, deberás darles todas las facilidades de pago que puedas.
Con Holded puedes activar el Portal del Cliente, un espacio virtual exclusivo que te permitirá realizar transacciones directamente con el cliente. Puedes enviar presupuestos a través de correo electrónico, facilitar pagos a través de tarjeta de crédito y débito o PayPal y hasta dejar comentarios o indicaciones.
Puede parecer lógico, pero no siempre se aplica. Para mantener el flujo de caja en un buen estado es básico que limites los gastos. Puedes empezar por elaborar un presupuesto donde indiques cada una de las necesidades de tu empresa (incluidos los impuestos), con una cantidad asignada en cada una de ellas. Si lo pones por escrito será mucho más fácil conocer cuáles son los gastos que puedes eliminar o recortar.
Como ya hemos visto, el cash flow no solo depende de los ingresos sino también de los gastos. Cuantos más gastos tengas, más trabajo de tesorería tendrás. Por lo tanto, si pospones los pagos contarás con una financiación propia sin necesidad de acudir a un préstamo exterior. Para ello, debes ser capaz de negociar unas buenas condiciones con tus proveedores.
Sí, acabamos de recomendar que retrases tus pagos, pero siempre hay una excepción. Aprovechar los descuentos que te ofrecen tus proveedores al pagar por adelantado es una gran manera de mantener tu economía estable.
Conoce como calcular el descuento por pronto pago, aquí.
El factoring es una vía de financiación para empresas. Si no eres capaz de adelantar el cobro a tus clientes, esta es tu mejor opción. Por medio de esta operación, una entidad bancaria te compra las facturas impagadas y te ofrece el efectivo por adelantado aplicando un interés. La ventaja de este tipo de financiación es que suele ser más barato que un crédito tradicional.
La tesorería es lo que permite cubrir todas las necesidades de pago que se producen de manera recurrente y puede ayudar a evitar un escenario de tensión en la caja.
Por eso, el cash flow es un indicador importantísimo para cualquier empresa, sea del tamaño que sea. Pero tiene una especial importancia para los pequeños negocios, que han de tener claro que es más importante disponer de liquidez en la caja, que tener la capacidad de facturar en grandes cantidades.
Contar con un programa de gestión empresarial puede ser de gran ayuda para tener un máximo control en cuanto a cash flow se refiere.