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¿Qué es la facturación?

Descubre todo lo que necesitas saber para facturar con seguridad y eficacia. Guía paso a paso, consejos prácticos y errores a evitar para autónomos y pymes.

La facturación es el latido de cualquier actividad económica, pero para muchos autónomos y pequeñas empresas puede convertirse en una fuente de dudas y complicaciones administrativas.

¿Cómo optimizar el proceso y gestionar correctamente los plazos, los impuestos o la conservación de los documentos?

Un error en este proceso no solo supone una pérdida de tiempo, sino que puede acarrear consecuencias fiscales.

Hemos creado esta guía para poner fin a esa incertidumbre: aquí encontrarás un itinerario claro y completo sobre la facturación, desde sus conceptos básicos hasta los aspectos legales más importantes.

Te explicaremos, de forma sencilla y práctica, cómo emitir tus facturas correctamente, organizarte de manera eficiente y automatizar el proceso para que puedas dedicar tu tiempo a lo que realmente importa: hacer crecer tu negocio. Empezamos.

¿Qué es la facturación?

La facturación es el proceso comercial y administrativo completo que da lugar a la emisión de una factura, el documento legal que formaliza una venta o la prestación de un servicio, así como a la gestión, el registro y el cobro de la misma.

Este procedimiento va mucho más allá de simplemente generar un PDF o registro digital; es el núcleo de la actividad económica de cualquier negocio, ya que registra los ingresos, hace exigible el cobro y sustenta las obligaciones fiscales con Hacienda.

En esencia, la facturación es la prueba fehaciente de una transacción y constituye la base para la contabilidad, la declaración de impuestos (como el IVA) y el control financiero de la empresa. Una gestión eficiente de la facturación es sinónimo de liquidez, organización y cumplimiento legal.

Proceso de facturación

El proceso de facturación es una secuencia de pasos que garantiza que cada venta se documente y gestione correctamente. Optimizarlo es clave para la salud financiera. Un flujo eficiente suele seguir estas etapas:

  • Acuerdo y pre-facturación (opcional): tras el acuerdo con el cliente, se puede generar un presupuesto aceptado o una factura proforma, que sirve como simulación sin valor legal.
  • Prestación del servicio o entrega del producto: es el desencadenante; solo se puede facturar lo que ya se ha entregado o ejecutado.
  • Creación de la factura: se elabora el documento con todos los datos legales obligatorios. Aquí es donde las herramientas de software de facturación automatizan gran parte del trabajo, evitando errores y ahorrando tiempo.
  • Envío al cliente: la factura se envía por la vía acordada (email, portal del cliente, correo postal), priorizando los canales electrónicos por su inmediatez y reducción de costes.
  • Registro y archivo: la factura emitida debe ser registrada en el libro de registros de facturas (obligatorio para IVA) y archivada de forma ordenada, durante al menos 6 años por ley. La facturación electrónica simplifica enormemente este almacenamiento.
  • Seguimiento y cobro: se monitorizan las fechas de vencimiento y se gestionan los recordatorios de pago para mantener un flujo de caja positivo. Un buen proceso incluye la gestión de incidencias (facturas rectificativas, impagados).

Contenido de una factura

Una factura válida debe incluir una serie de datos obligatorios, estipulados por la ley en el Reglamento de Facturación. Su omisión puede acarrear sanciones. Este es el contenido mínimo que no puede faltar:

  • Número y serie: deben ser únicos y correlativos en cada serie, estableciendo un orden cronológico.
  • Fecha de expedición: el día en que se emite la factura.
  • Fecha de operación (si es diferente): cuando se realizó realmente la venta o servicio.
  • Datos completos del emisor y del destinatario: nombre o razón social, NIF/CIF y domicilio de ambos.
  • Descripción detallada de los productos o servicios: concepto, cantidad, precio unitario y cualquier detalle necesario para su identificación.
  • Descuentos (si los hay): deben aplicarse antes de calcular la base imponible.
  • Base imponible: importe total de los bienes o servicios antes de impuestos.
  • Tipo de IVA aplicado (general, reducido, superreducido) e IRPF (en caso de profesionales y autónomos en determinados regímenes).
  • Cuota tributaria: la cantidad resultante de aplicar el tipo impositivo a la base.
  • Importe total a pagar: la suma final que debe abonar el cliente.

Incluir toda esta información de forma clara no solo es un requisito legal, sino que proyecta profesionalidad y facilita la relación con clientes y proveedores.

¿Qué entendemos por ciclo de facturación?

El ciclo de facturación es un concepto más amplio y estratégico que el proceso puntual de emitir una factura. Se refiere al período de tiempo completo que transcurre desde que se inicia la actividad comercial con un cliente hasta que se cobra la factura y se da por cerrada la transacción. Es un indicador clave de la eficiencia operativa y financiera.

Un ciclo de facturación corto y bien gestionado significa que la empresa convierte sus ventas en liquidez de forma rápida, mejorando su tesorería y capacidad de inversión. Este ciclo integra varias fases:

  • Inicio: lanzamiento de la oferta comercial (presupuesto, contrato).
  • Ejecución: prestación del servicio o entrega del producto.
  • Emisión y envío de la factura: punto central del proceso administrativo.
  • Periodo de cobro: tiempo desde el envío hasta la recepción del pago (definido por las condiciones de pago: al contado, a 30, 60 días...).
  • Cierre: recepción del pago, conciliación bancaria y archivado final.

Optimizar el ciclo implica acciones como emitir facturas inmediatamente tras el servicio, ofrecer facilidades de pago online, establecer recordatorios automáticos y negociar plazos favorables. Acortar este ciclo es uno de los objetivos principales de cualquier departamento financiero.

¿Y la facturación electrónica?

Empecemos con una duda habitual que suele surgir cuando alguien emprende o se enfrenta por primera vez al proceso de facturación: ¿tiene la misma validez legal una factura en papel que una factura electrónica?

La respuesta es sí, aunque con un pequeño matiz: hasta ahora, la validez de una factura electrónica dependía del consentimiento del destinatario. Sin embargo, con la entrada en vigor de la Ley Crea y Crece, este consentimiento dejará de ser necesario, ya que la facturación electrónica será obligatoria para todos a partir de 2026, con el objetivo de fomentar la digitalización y reducir la morosidad.

La obligación comenzará en julio de 2025 para quienes facturen más de 8 millones de euros al año, y se ampliará al resto en 2026. Además, el sistema Verifactu requerirá que los registros de facturación se envíen automáticamente a la Agencia Tributaria a través de un software homologado, con el objetivo de garantizar trazabilidad y control fiscal.

Así que, a partir de aquí, todo lo que contemos sobre facturación, en general, lo estamos aplicando a la facturación electrónica.

Beneficios de las facturas electrónicas

Una vez afirmado que, ante los ojos del Estado, las facturas emitidas de forma electrónica tienen el mismo valor legal que las tradicionales, cabe preguntar: ¿Cuáles son los beneficios de la facturación online?

  • Agilizan la tramitación (incluido el cobro, evidentemente).
  • Mitigan los errores humanos.
  • Disminuyen los costes de impresión y envío. Lo que, además, acaba teniendo un menor impacto en el medio ambiente.
  • Permiten un mejor almacenamiento de los documentos (en un disco duro o base de datos que no ocupa espacio físico).
  • Dificulta el fraude.
  • Contribuye a la modernización de la economía.

¿Cuántos tipos de facturas existen?

Si todas tus facturas son iguales y en tu negocio no tienes en cuenta el hecho de que deberían ser diferentes dependiendo de la naturaleza de la transacción que cubran, necesitas urgentemente conocer los cuatro principales tipos de factura que existen a día de hoy.

Facturas simplificadas

La factura simplificada es el tipo de factura que actualmente sustituye al antiguo ticket de compra. O dicho de otra manera, es el documento que se obtiene al realizar una adquisición de bienes en un establecimiento. La Agencia Tributaria solo lo acepta en estas cuatro opciones:

  • Si no supera los 400 € (IVA incluido).
  • Si se trata de una factura rectificativa.
  • Al haber recibido una autorización por parte del Departamento de Gestión Tributaria.
  • En el caso de registrar una operación comercial en la que el Reglamento de Facturación permita la emisión de tickets, lo que suele cubrir las operaciones comerciales que no superen los 3.000 € con el IVA incluido.

Facturas ordinarias

Son las facturas de uso estándar, las más comunes: un registro físico de una operación o pago comercial. Esta operación hace referencia a una compra, venta o prestación de un servicio.

Facturas rectificativas

También conocidas como facturas de abono. Las facturas rectificativas son los documentos que se emiten con la intención de modificar o corregir los datos o importes de una factura ya emitida.

Facturas recapitulativas

Este tipo de facturas permite agrupar diferentes operaciones comerciales realizadas para un mismo cliente dentro de un mismo mes natural.

A tener en cuenta: los albaranes no se consideran facturas, son comprobantes de entrega de mercancía a proveedores, y por eso mismo los hemos dejado fuera de esta tipología. Y lo mismo ocurre con la factura proforma, que no tiene valor fiscal y que solo opera a nivel presupuestario.

¿Existen obligaciones de facturación?

El Real Decreto 1619/2012, de 30 de noviembre, es el reglamento que regula las obligaciones de facturación y que establece todo un conjunto de normas que han de cumplir todas las facturas. Este decreto establece los diferentes tipos de facturas, estipula el contenido de cada uno de los documentos (por ejemplo: NIF, fecha de expedición, razón social, dirección, etc.), observa las características específicas de la factura electrónica, establece los plazos de pago y, sobre todo, deja bien claros cuáles son los requisitos y pasos a seguir para que cumplan la normativa.

Estos tres requisitos son los que has de tener en cuenta si quieres que la emisión de tus documentos tengan valor legal de cara a Hacienda:

  • Legibilidad. La factura se ha de poder leer sin dificultad.
  • Autenticidad. Se ha de garantizar la identidad del emisor y el receptor.
  • Integridad. Se ha de asegurar que el contenido de la factura sea íntegro y que, por lo tanto, no se haya modificado de forma ilegal.

Además, las facturas deben conservarse durante un mínimo de 4 años (plazo general de prescripción fiscal en España), en formato físico o digital, siempre que se garantice su accesibilidad, legibilidad y seguridad.

Cómo mejorar el proceso de facturación

Mejorar el proceso de facturación no es una mera cuestión administrativa; es una estrategia directa para ganar eficiencia, mejorar la tesorería y reducir riesgos legales. Un proceso optimizado convierte una obligación en una ventaja competitiva. Aquí tienes las claves para lograrlo:

  • Darle al proceso la importancia que merece
  • Dedicar el tiempo necesario a la facturación
  • Registrar el trabajo realizado
  • Definir la periodicidad de facturación más adecuada
  • Definir términos de pago
  • Vigilar posibles impagos
  • Diseñar facturas profesionales
  • Automatizar con un software especializado
  • Digitalizar el proceso
  • Facilitar el pago al cliente

Errores habituales y cómo evitarlos

Identificar y corregir estos fallos comunes es la otra cara de la mejora del proceso. Muchos de ellos se solucionan con la automatización.

Error Consecuencias Cómo evitarlo
Errores en los datos (NIF incorrecto, nombre mal escrito, errores de cálculo). Facturas no válidas fiscalmente, problemas en la contabilidad, retrasos en el cobro, sanciones de Hacienda. Automatizar con software. Usar bases de datos de clientes y productos precargados. Implementar validaciones automáticas de NIF/CIF. Revisión doble en facturas muy altas.
Numeración no correlativa o duplicada. Graves problemas en la auditoría fiscal, puede interpretarse como una falta de control o intento de ocultar operaciones, con riesgo de sanción. Delegar la numeración íntegramente al software de facturación, que asigna números secuenciales automáticamente.
Olvidar incluir datos obligatorios (fecha de operación, tipo de IVA desglosado, retención de IRPF si aplica). La factura no es deducible para tu cliente y puede ser rechazada por Hacienda, generando disputas y doble trabajo. Utilizar plantillas preconfiguradas y legales dentro de tu software, que obliguen a rellenar todos los campos necesarios.
Retrasos en la emisión y envío. Alarga el ciclo de facturación, retrasa el cobro y perjudica gravemente la tesorería. Da una imagen de desorganización. Establecer un hábito inquebrantable: facturar inmediatamente tras terminar el trabajo o realizar la entrega. Programar un día fijo a la semana para facturación recurrente.
Archivo y organización caótica. Pérdida de facturas, dificultad para encontrar documentos en una inspección, incumplimiento del plazo legal de conservación (6 años). Adoptar el archivo digital en la nube con naming conveniente (Ej: 2024-001_Factura_ClienteX.pdf). Utilizar carpetas por año y tipo (Emitidas/Recibidas). El software lo hace automáticamente.
Falta de seguimiento de los impagados. Aumento de la morosidad, problemas graves de liquidez, gastos de gestión de cobro. Configurar alertas y recordatorios automáticos en tu sistema. Establecer un protocolo escalonado: recordatorio amable a los 5 días de vencimiento, llamada a los 15, actuación firme a los 30.
No emitir facturas rectificativas cuando es necesario. Discrepancias contables, problemas con el IVA declarado, insatisfacción del cliente si hay un error a su favor. Normalizar su uso. Crear un procedimiento interno para corregir cualquier error (en precio, concepto, IVA) emitiendo de inmediato la factura rectificativa correspondiente. El software gestiona el impacto en la contabilidad.

¿Necesito un programa de facturación?

Llegados a este punto, y con todos los detalles de la facturación bajo control, probablemente te estés preguntando si necesitas incorporar una solución que te ayude con los números de tu negocio, es decir, incluir un programa de facturación a tu vida profesional.

Aunque actualmente no es obligatorio utilizar un software de facturación, sí es altamente recomendable. Además, con la entrada en vigor de Verifactu y otras medidas de digitalización, contar con un software homologado será esencial para cumplir con las nuevas obligaciones fiscales.

Si quieres blindar tus documentos ante la Agencia Tributaria o la administración pública, lo mejor que puedes hacer es incluir en tu equipo un software dedicado que te ayude a la hora de abordar la emisión de la factura.

Y es que este tipo de programas cuentan con todo un conjunto de herramientas que no solo te permiten trabajar a tiempo real en la nube, sino que te ayudan a moverte dentro de la legalidad más estricta y, sobre todo, te permiten automatizar todo un conjunto de procesos que servirán para facilitar tu vida laboral diaria y darle tintes profesionales. Haz la prueba.

Un programa de facturación como Holded te permitirá entre muchas cosas:

Si todas tus facturas son iguales y no se diferencian dependiendo de la naturaleza de la transacción que cubran, necesitas urgentemente conocer los cuatro principales tipos de factura que existen para tener tu contabilidad al día:

  • Profesionalizar tus servicios con plantillas que se adaptan a tus necesidades
  • Cobrar de manera rápida gracias a su compatibilidad con cientos de bancos
  • Visualizar tus finanzas al tener toda la información en un solo lugar
  • Conciliar facturas y transacciones bancarias en tiempo récord
  • Ver informes sobre gastos y movimientos

Ahora que ya estás al día de todo lo que rodea al mundo de la facturación, nada más te falta elegir una buena herramienta para tener toda la contabilidad de tu negocio bajo control.

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