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El capital circulante ilustra en gran medida la salud financiera de una organización. Entender cómo gestionarlo para mantener el equilibrio en este sentido es tan importante como saber calcularlo e interpretar sus resultados, ya sean positivos o negativos.
Veamos en detalle cómo hacerlo.
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El capital circulante es un concepto financiero que representa los recursos que una empresa necesita para financiar sus operaciones diarias y comprende los derechos y los bienes que pueden convertirse en efectivo en un breve periodo de tiempo, no superior a un año.
Se trata de un concepto financiero de gran relevancia en las posibilidades que tiene una organización de afrontar sus operaciones en el día a día, por lo que constituye uno de los pilares fundamentales en el mantenimiento y la supervivencia del negocio.
Otro de estos pilares es el llamado capital fijo, el cual conviene distinguir del capital circulante. Las grandes diferencias entre ambos conceptos residen en el periodo en el que el capital se convertiría en efectivo y por su peso en los procesos empresariales.
Mientras el capital fijo engloba inmuebles y bienes inmovilizados, como terrenos, establecimientos e instalaciones físicas o maquinaria -que a priori no generan beneficio en el corto plazo, pero sí en un futuro-, el capital circulante fluctúa diariamente a través de las operaciones de la empresa y genera beneficios en menos de 12 meses.
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Otra cuestión clave en el capital circulante reside en la forma de interpretar los cálculos. Como veremos más adelante, el resultado puede ser positivo, lo que indica un estado financiero adecuado, o negativo, que en algunos casos es síntoma de problemas de liquidez, aunque esto no sucede en todos los ámbitos.
El capital circulante permite que una organización pueda hacer frente a sus operaciones comerciales y financieras. En este punto es importante destacar que no hablamos únicamente de beneficios ya que si hay ventas pendientes de cobro o excesos de inventario, puede haber grandes ganancias y poca liquidez.
Precisamente aquí reside la relevancia de una correcta gestión del capital circulante: tener un flujo de caja que permita afrontar pagos y sobrevivir a hipotéticos retrasos en los cobros.
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Éstas son algunas de las principales características del capital circulante que pueden ayudarte a comprenderlo como concepto financiero de gran impacto en tu negocio:
Las principales cuentas que constituyen el capital circulante son las deudas e inversiones a corto plazo, el flujo actual de caja y el stock que compone el inventario, tanto a efectos de productos en venta como de materia prima para producirlos.
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Como habrás intuido, el capital circulante presenta una relación directa con la cadena de suministro de la empresa, ya que es lo que posibilita las transacciones comerciales del negocio para, a su vez, mantener operativa su cadena productiva.
Esto implica una serie de gastos, entre los cuales se incluyen los siguientes:
Cualquier organización cuenta con proveedores para la adquisición de productos y determinados servicios que soportan su actividad. El capital circulante debe ofrecer solvencia para garantizar el pago de dichas provisiones.
Del mismo modo, todo lo que tiene que ver con la gestión del inventario también debe quedar cubierto con el capital circulante de la compañía, incluyendo los costes de los establecimientos físicos, de los empleados implicados en el proceso o el transporte, entre otras partidas.
Aunque podría incluirse en el pago a proveedores, las materias primas que abastecen a una organización en sus procesos productivos -o los productos finales en el ámbito meramente comercial- constituyen el tercero de los gastos principales que debe sostener el capital circulante de una empresa.
Para averiguar si el capital circulante de una empresa es positivo o negativo es necesario conocer una sencilla fórmula, entender los conceptos que la conforman y saber dónde aplicarlas en cada caso:
La fórmula para calcular el capital circulante consiste en restar los pagos pendientes y deudas con proveedores en el corto plazo a los activos pendientes de cobro y los inventarios, por lo que se presenta de la siguiente forma:
Activo corriente - Pasivo corriente = Capital circulante
Para entenderlo mejor, podemos poner un ejemplo en el que los pasivos corrientes pueden ser:
Por otro lado, los activos corrientes serían:
En este ejemplo, el cálculo sería
35.000 € activos corrientes - 21.000 € pasivos corrientes = 14.000 € capital circulante
Para garantizar que el resultado de este cálculo es positivo es conveniente mantener el efectivo durante el máximo tiempo posible. A continuación, te contamos algunas de las estrategias más recomendables para ralentizar los pagos y acelerar los cobros, entre otros movimientos.
Dilatar en el tiempo los pagos a proveedores de forma acordada, permite mantener una mayor liquidez e incrementar momentáneamente el efectivo, por lo que crece el capital circulante.
El equilibrio es fundamental en la gestión del capital circulante, lo que explica la necesidad de encontrar la cantidad exacta por pedido a cada proveedor para obtener el mejor precio posible en cada caso -EOQ o Cantidad Económica de Pedido-.
Digitalizar cualquiera de los procesos de negocio supone una reducción de costes, tanto en el corto como en el medio y largo plazo, por lo que afecta positivamente al mantenimiento de un capital circulante positivo.
Uno de los gastos evitables más comunes en todo tipo de empresas reside en el envío de productos. En este sentido, reunir varios pedidos por viaje puede suponer un ahorro considerable en torno a un gasto tan rutinario como éste.
Del mismo modo que hablábamos de retrasar los pagos a proveedores, acelerando el cobro de las deudas de tus clientes también se incrementa la liquidez y, por tanto, el capital circulante.
Mantener un inventario equilibrado, capaz de responder a la demanda del negocio sin excederse en la acumulación de stock, te permitirá disponer de mayor capital circulante al reducir gastos en instalaciones, productos y empleados.
En la misma línea, es recomendable implementar estrategias y tecnologías de previsión de la demanda para entender la cantidad adecuada de stock que necesitas mantener en las instalaciones de tu empresa para satisfacer los pedidos sin exceder el inventario.
La comunicación fluida con ambos agentes es una de las mejores estrategias para controlar el capital circulante de cualquier empresa: si crece o disminuye la demanda del cliente, es mejor hacer lo propio con los pedidos a proveedores.
Teniendo en cuenta la relevancia del capital circulante en la salud financiera de la organización, es conveniente establecer sistemas de control de la liquidez que te ayude a garantizar un balance positivo en este sentido, algo que se logra mediante las siguientes métricas:
Utilizar un software de tesorería, como Holded, que además tiene funciones de ERP, control de inventario y CR, entre otras, puede ayudarte a controlar el capital circulante de tu empresa y asegurarte de que su estado financiero es el mejor posible.