Si tienes un negocio lo más probable es que tengas una amplia competencia. Quizás fuiste único en su momento y luego nacieron otros proyectos similares al tuyo. O puede que te has lanzado a un mercado con muchos competidores, pero con una idea innovadora que puede situarte a la cabeza de la industria. O, mejor aún, es posible (aunque remotamente, seamos realistas) que no tengas competencia.
De momento la suerte te acompaña, sin embargo, lo más probable es que no dure para siempre. Así que te recomendamos que sigas leyendo y cuando llegue el momento estarás preparado para crear un negocio único.
La diferenciación entre tu marca y la de los demás es un requisito indispensable. Casi nunca es suficiente con ser el primero en desarrollar una idea. Tienes que ser el mejor. Y esto se convertirá en una carrera de fondo que deberás luchar cada día.
Aquí tienes 4 consejos sobre cómo diferenciarte de los competidores.
Una de las cuestiones más básicas a la hora de diferenciar tu negocio del resto de la competencia es enfocarte al cliente. Debe ser un tipo de cliente bien definido, en un mercado nicho. Este es justamente el primer error de los emprendedores: querer venderle a todo el mundo. Y es que la pasividad es igual a cero resultados.
Día a día el mercado evoluciona a marchas forzadas y los clientes son cada vez más exigentes. La tarea consiste en identificar, en el mercado, las necesidades que no estén siendo satisfechas o si aquellas empresas que tratan de satisfacerlas lo hacen con deficiencias. Y esto aplica tanto para nuevos negocios como para aquellos que ya están implantados.
Deberemos replantearnos quién es nuestros clientes en realidad, analiza el perfil de aquellas personas más fieles a tu negocio e identifica cómo puedes mejorar sus expectativas y satisfacer aún más sus necesidades.
Si estás empezando, no te preocupes. Aquí te damos cinco criterios para identificar a tu perfil de cliente.
La especialización es la estrategia que más capacidad te brinda para convertirte en la solución perfecta para tu cliente. Lo óptimo es que tú mismo crees esa especialización. Si has estudiado tu nicho de mercado profundamente, serás capaz de entender cómo piensan y predecir qué necesidades tendrán en un futuro cercano.
No se trata de convertirse en Facebook o desarrollar una marca a la vanguardia de la tecnología como Apple. Aunque, oye, ¡nunca se sabe! Una idea pequeña puede convertirse en algo enorme. De lo que estamos hablando es de sacarle partido a lo que tú sabes hacer mejor que los demás. Empieza por tu propia experiencia y construye tu negocio a partir de ahí.
Una tendencia muy generalizada en el mundo empresarial es tratar de diferenciarse de la competencia bajando los precios. Pero tú no quieres eso. Competir por precio te hará entrar en un bucle de bajada infinita que acabará por llevarte a la quiebra.
Tu factor diferencial debe ser tan eficaz que tu cliente te elija a ti por encima de la competencia, a pesar de no tener los precios más bajos del mercado. Tus precios deben ser aquellos que muestren el valor de lo que ofreces.
Las necesidades no se crean. Lo único que pueden hacer las marcas es crear nuevas maneras de satisfacer las cambiantes necesidades de los potenciales compradores. Esto es muy importante para escuchar al cliente. Necesitamos saber cómo vive nuestro cliente, cómo piensa, cómo siente. Porque así podremos alinear nuestro producto o servicio con las necesidades y valores de nuestros potenciales compradores.
Sin embargo, debemos comenzar por satisfacer una demanda real. Una demanda tan urgente para que nuestro cliente potencial esté dispuesto a invertir en lo que nosotros le ofrecemos. No importa que ofrezcamos un producto interesante, si no existe la necesidad, no van a comprar.
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