RRHH

¿Estás quemado? Pon freno al burnout

David Ruiz

¿Agotado? ¿Reventado? ¿Sin energía? El síndrome de desgaste profesional podría estar detrás. Para evitar caer en el pozo del agotamiento físico y mental resulta esencial detectarlo a tiempo, averiguar sus causas, determinar cada una de sus fases y conocer los efectos sobre tu salud. Pon freno al burnout para que nada te pare.

¿Qué es el burnout?

Decía Friedrich Nietzsche que cuando estamos cansados somos atacados por ideas que conquistamos hace mucho tiempo. Una lúcida reflexión de la necesidad de evitar el desgaste que provoca a veces el trabajo. Y así evitar caer en un círculo que puede llevarnos a un territorio de apatía, falta de creatividad y dinámicas nocivas que pueden afectar seriamente a nuestra salud y a nuestro rendimiento profesional.

A veces son simples señales. No hace falta que pienses que el burnout es el apocalipsis emocional desde el minuto 1. Una reunión programada a las 11h que se te hace un mundo, un fallo en tu ordenador al que no sabes cómo hacer frente, un ruido excesivo que te bloquea y te impide seguir con tu rutina.

El burnout, término anglosajón comúnmente utilizado para referirse a algo tan simple como el desgaste profesional, está más presente en nuestras vidas de lo que pensamos. Es, en dos palabras, lo que se conoce por “estar quemado”.

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¿Qué me pasa, doctor?

En esencia ese síndrome se produce por la diferencia que existe en un trabajador o empresario entre sus propios ideales, perspectivas y objetivos profesionales y la realidad de su vida laboral. Y suele ser más frecuente en aquellos trabajos en los que existe una mayor interacción social.

El burnout es un proceso en el que vas perdiendo poco a poco energía, ilusión, optimismo y ganas de tirar adelante en la empresa. Los síntomas más habituales son:

  • Sensación de sentirse agotado emocionalmente.
  • Sentimiento de baja realización personal.
  • Conductas negativas hacia los compañeros de trabajo.
  • Despersonalización y frialdad afectiva.
  • Reducción de la eficacia profesional.
  • Sentimiento de fracaso y baja autoestima
  • Dificultad para concentrarse

Es importante que tengas claro que el síndrome de burnout no es el estrés laboral sino la forma no adaptativa de responder ante ese estrés.

Algunas señales de alarma que pueden indicar que algo está pasando y que van más allá de ofuscarse porque el ordenador tarda en encenderse: llegar siempre tarde al trabajo sin razón aparente, ausentarse sin motivo, aislarse del resto del equipo, reaccionar de manera desproporcionada ante determinadas situaciones, mostrar desinterés por todo lo que afecta al trabajo…

Trabajador sufriendo burnout

Fases del burnout

A pesar de que algunos expertos establecen hasta doce fases de burnout, preferimos concentrarlas en cuatro, para que te resulte mucho más sencillo detectarlas y hacerles frente. Tras la fase de ilusión y de ganas de comerse el mundo proyectos variados llega la primera señal de alarma.

Fase de desilusión

También conocida como fase de estancamiento, en este primer periodo empiezas a dudar de cosas que antes debas por seguras y una pequeña sensación de derrotismo empieza a estar cada vez más presente en tu día a día, aunque no le des demasiada importancia. Es posible que te contagies de cierta dosis de negativismo y que esas altas expectativas empresariales o laborales ya no lo sean tanto.

En esta primera etapa de desilusión empiezan a invadirte ciertas dudas que antes eran certezas y es posible que te aísles de tu entorno como mecanismo de protección. La ansiedad ya está ahí, pero a veces no sabes detectarla. Te notas más irritable. A todo esto, se empieza a sumar algunos síntomas fisiológicos, principalmente el dolor de cabeza.

Fase de frustración

En esta fase, que es un peldaño más hacia el burnout total, puede que llegues a sentir tu trabajo y tu proyecto empresarial como algo carente de sentido. Ocurre que, en esta espiral de dudas, incluso te planteas si todo este esfuerzo tiene sentido. Y a veces incluso vas más allá hasta dudar de tu propia formación. Los conflictos internos te llevan a mirar al futuro con desesperanza y se instala la percepción de que tu proyecto, tu empresa “no funcionarán nunca”.

En esta fase, además, se produce un conflicto con tu entorno laboral, que se traduce en un mal ambiente con tu equipo de trabajo. Aumenta el autismo social, que te separa cada vez más de tu entorno. Y esos síntomas fisiológicos (sobre todo los dolores de cabeza y articulares, la falta de sueño y las alteraciones gastrointestinales) se cronifican. La cosa no pinta bien, pero aún puede ir a peor.

Fase de la apatía

Decía el filósofo estadounidense Eric Hoffer que el mayor cansancio viene del trabajo no realizado. Esta fase, también conocida, aunque pueda parecer contradictorio, como fase de hiperactividad, se caracteriza por el agitamiento generalizado y la sensación de ir pasado de revoluciones.

Se instala en el imaginario la idea de “no llegamos” y la desesperación por ir “acelerados”. Todo esto se traduce en una pérdida de control para cambiar las cosas y, por lo tanto, una desesperanza. Ya casi nada tiene el sentido inicial, el germen del proyecto empresarial se ha diluido. Y todo eso lleva, de manera inexorable, a la disminución de la autoestima y la confianza para levantar el barco.

Fase del colapso

Es el punto de inflexión final y el desencadenante de todo este proceso. Estás definitivamente quemado. Se caracteriza por este colapso emocional y cognitivo que lleva a un bloqueo generalizado y que tiene importantes repercusiones para la salud, el trabajo y la vida personal, fuera incluso del propio ámbito profesional. Muchas veces puede acabar simple y llanamente en una depresión.

Las consecuencias del burnout

Cualquier proceso que lleve a alguien a estar quemado va a tener, inexorablemente, consecuencias para la salud. De ahí que la detección precoz sea fundamental y ante cualquier síntoma, ya sea tuyo o que afecte a cualquier trabajador de tu equipo, os pongáis las pilas para atajarlo.

Trastornos de conducta, trastornos emocionales, síntomas físicos y síntomas conductuales son los cuatro vértices. Y todo ello revierte directamente en la empresa, ya que es fácil que se produzca, en los casos más graves, el abandono de la organización y la baja definitiva.

Y el remedio…

La prevención, aseguran todos los expertos, es la mejor terapia. Sin embargo, en ocasiones bastarán unos días de descanso y en otros será necesario pedir una baja temporal, todo depende de la intensidad del síndrome, que no siempre pasa por todas las fases antes descritas. Hay caminos para atajarlos desde una doble posición: individual y colectiva.

Estrategia individual

Para hacer frente a estos estados de apatía, desilusión generalizada, abatimiento y desinterés global lo aconsejable es recurrir a un terapeuta para que ponga en marcha técnicas de autocontrol emocional. Esta terapia incluye:

  • Aprendizaje para convertir los pensamientos negativos en pensamientos racionales y más positivos.
  • Técnicas para activar la interacción social y con el entorno de trabajo.
  • Estrategias para hacer frente a la resolución de problemas reales que se presentan en la vida cotidiana.
  • Mecanismos de relajación, respiración y mindfulness.

Estrategia colectiva

A las terapias individuales para reactivar la autoestima y las ganas de reengancharse a la vida profesional con energía se añaden en ocasiones otras estrategias desde la organización. Son programas de evaluación empresarial que informan sobre la cultura de empresa, sobre los valores de la organización colectiva. A estos programas se suman otros de desarrollo para generar motivación empresarial.

Sea como sea, el trabajo personal interno es, además de la ayuda externa, una herramienta fundamental. Apunta estos consejos:

  • Habla con personas de verdadera confianza y explícales tu situación. Exteriorizar estos estados de ánimo es una muy buena manera de aliviar el estrés.
  • Busca el valor del trabajo para encontrar motivaciones adicionales al tiempo que le dedicas. Poner en contexto esas funciones ayuda a intensificar la relación vital-profesional.
  • Prioriza la conciliación laboral
  • Busca fórmulas que te ayuden a descargar cierta tensión laboral, como el teletrabajo, la reducción de horas, tiempos libres más frecuentes…

Y unos consejos finales…

Si eres emprendedor, el síndrome de burnout no sólo te puede afectar a nivel personal sino que puede poner seriamente en peligro la viabilidad de tu negocio. De ahí que, estos tips puede ayudarte a mantenerlo a raya.

  • Sé coherente con tus expectativas.
  • Establece metas reales.
  • Delega todo lo que puedas.
  • Márcate límites.
  • Determina puntos positivos.

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