Puede que un despido sea un mal trago tanto para el trabajador como para la empresa... Pero, precisamente por eso, hay que procurar que vaya lo mejor posible. Es por ello que el despido es un proceso que tiene sus propias normas de funcionamiento: para que todo vaya según lo correcto y el mal trago sea lo menos traumático posible para ambas partes.
Una de las claves de ese proceso es, sin lugar a dudas, la carta de despido. Porque, obviamente, la ruptura de la relación laboral debería formalizarse cara a cara y con todas las explicaciones necesarias para que el trabajador entienda la decisión de la empresa. Pero, incluso así, es necesario que exista un documento en el que todo quede resumido.
No solo eso: la carta de despido está pensada para evitar futuros conflictos y problemas legales entre la empresa y el trabajador. Ese es el principal motivo por el que hay que prestarle atención. Y también el principal motivo por el que vamos a dedicar todo un artículo a este concepto. Para que quede totalmente claro.
Vayamos al grano: ¿qué es exactamente una carta de despido? Es un documento de índole oficial que la empresa entrega al empleado en el momento de su despido. En él deben aparecer los motivos que han conducido a la decisión de la compañía, además de la fecha efectiva del despido, el finiquito y un desglose de todas las cantidades monetarias que han de abonársele.
El artículo 53 del Estatuto de los Trabajadores establece que la carta de despido es la forma más justa y transparente de comunicar esta decisión unilateral por parte del empleador. Curiosamente, si este documento no está correctamente redactado, podría convertirse en una prueba definitiva para que el trabajador probara ante la ley un despido improcedente.
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Para evitar confusiones de todo tipo, es necesario que toda carta de despido incluya los siguientes seis puntos...
¿Nos encontramos ante un despido por causas objetivas? En este caso, repetimos lo que ya hemos dicho varias veces en este artículo: no debe haber espacio para la ambigüedad ni las medias tintas. El motivo de la rescisión del contrato debe quedar estipulado y explicado. Sobre-explicado, si es necesario.
Será necesario aportar datos, documentación, información y pruebas para evitar que el despedido pueda alegar una improcedencia en la naturaleza de la decisión de la empresa. Lo mejor a este respecto es ponerse en la piel del trabajador, leer la carta y preguntarse: ¿he entendido al cien por cien los motivos que han llevado a mi despido?
Las principales causas objetivas de un despido son las siguientes...
Pongamos como ejemplo de carta de despido objetivo el siguiente (y escueto) texto:
"Como ya sabrás, nuestra empresa está pasando por un gran bache económico y llevamos varios meses teniendo pérdidas. Esto nos ha obligado a recortar gastos y, por lo tanto, nos vemos obligados a formalizar el despido de algunos de nuestros trabajadores."
¿Por qué esta carta de despido es un ejemplo de lo que no hay que hacer nunca? Los motivos son numerosos: no queda claro que se está despidiendo al trabajador, no se aportan datos concretos que demuestren las pérdidas de la empresa, no se justifica la necesidad de realizar recortes... Sintetizando: a la carta la falta especificidad y, por lo tanto, podría ser usada para demostrar un despido improcedente.
Entonces, ¿cómo debería ser más bien una carta de despido que, en la misma situación, fuera impecablemente correcta? Aquí va un extracto del posible documento final...
"Como usted sabe, nuestra empresa es un medio de comunicación digital sustentado al cien por cien en la publicidad que pagan nuestros anunciantes. Hace un año que la cantidad de anunciantes y la inversión de cada uno de ellos en nuestro medio ha descendido de forma drástica.
Adjuntamos informes de ingresos por publicidad de los dos últimos años en los que puede percibirse este descenso. La falta de beneficios nos ha obligado a tomar la decisión de reducir la cantidad de contenidos que publicamos diariamente en nuestro medio y, por lo tanto, necesitamos menos redactores. Sentimos comunicarle que usted se encuentra entre los trabajadores de los que hemos decidido prescindir."
¿No te parece que no solo hay mayor claridad en la exposición de los argumentos, sino que además se adjuntan pruebas documentales a la carta de despido?
Un despido disciplinario es aquel que está justificado por alguna o algunas faltas graves del trabajador. Esto significa que, incluso más todavía que en el caso del despido ordinario, la carta correspondiente en este caso deberá indicar la infracción imputada según venga descrita en las dos fuentes oficiales para este caso: el artículo 54 del Estatuto de los trabajadores o la parte de las sanciones en el Convenio Colectivo.
No solo eso: este tipo de despido hay que llevarlo a cabo dentro del tiempo estipulado. No pueden pasar más de 60 días después de la falta grave cometida por el empleado. Y, a su vez, tampoco se puede sancionar si han pasado más de seis meses.
Igual que en el caso anterior, veamos un mal ejemplo de carta de despido disciplinario...
"En los últimos meses hemos recibido protestas por lenguaje inapropiado en su lugar de trabajo, y por eso procedemos a poner fin a nuestra relación laboral."
¿Qué es lo incorrecto de este ejemplo? Una cosa fundamental: estas líneas son demasiado vagas a la hora de abordar el "lenguaje inapropiado" y las "protestas" consiguientes. Por lo que lo más correcto sería reformular lo dicho para que se acercara a algo más a lo que sigue...
"En los últimos meses hemos recibido protestas por lenguaje inapropiado en su lugar de trabajo. El día 13 de septiembre se refirió a su compañero Pedro García como "maricón" delante de otros compañeros (así lo atestiguan María Pérez y Manuel Moliné, ambos presentes en ese momento).
El día 15 de septiembre volvió a referirse a Pedro García como "marica" y su supervisora Sara Cortés estaba presente y puede atestiguarlo. En nuestra empresa tenemos una política de tolerancia cero hacia la homofobia, y por lo tanto hemos decidido proceder a su despido."
Ya lo hemos dicho más arriba: la ley obliga a que, al comunicar a un trabajador que prescindimos de sus servicios, es obligatorio entregarle una carta de despido. El primer paso será, por lo tanto, la entrega del documento.
El segundo, obviamente, será que ambas partes firmen la carta. En el caso de que el empleado se negara a firmar el documento, deberá comunicársele que, para poder quedarse con una copia de la carta de despido (y así consultar los términos con su asesor correspondiente) deberá firmarla igualmente y añadir "firmada a efectos de recepción, no conforme con el contenido".
Un tercer paso se añadirá en el caso de que el trabajador se niegue a firmar. En este punto, la empresa tiene dos opciones: cursar una diligencia testifical (dos testigos firman la carta y se incluye la negación del empleado) o enviar un burofax a la dirección del despedido (así queda constancia oficial del trámite).
Con este último paso, sin embargo, llegaríamos al final del recorrido de la carta de despido... Y también al final de la relación entre empleador y empleado. Pero repetimos: este momento es un mal trago para ambas partes. Así que lo mejor será saber cómo escribir este tipo de carta de la forma más correcta posible.