
Cómo transformar un local histórico en Barcelona y gestionar la estacionalidad extrema. Este es el caso de la tienda que supo escuchar al público y devolvió la magia a la calle más navideña de Barcelona.
Hay locales que parecen tener destino propio. Cuando Fly Shop Salmon 2000, una institución con más de 30 años en el sector de la pesca, trasladó su sede al número 12 de la calle Petritxol, no imaginaba que el legado del inquilino anterior marcaría su futuro.
El espacio había albergado la histórica tienda de decoración navideña Beardsley y, lejos de borrarse con el cambio de rótulo, la memoria del lugar persistió. Los clientes entraban insistentemente preguntando por los adornos que solían comprar allí. Ante esta demanda, Carles y su equipo decidieron escuchar a la gente: habilitaron los bajos del establecimiento para mantener viva esa tradición solo durante la Navidad. El éxito fue rotundo.
Así nació Xmas Passion, un proyecto que hoy convive de forma sorprendente con el mundo de la pesca. En la superficie, marcas técnicas y especializadas; en la planta inferior, un universo navideño de 400 metros cuadrados que ofrece una experiencia inmersiva. Una estrategia de "doble temporada" perfecta que demuestra que, a veces, la mayor oportunidad de negocio surge simplemente de tener la empatía para dar al cliente lo que añora.
Hablamos con Carles Verdaguer, propietario, y Javiera Herrera, responsable de diseño y gestión, sobre cómo gestionar este singular modelo híbrido, el reto de competir con el comercio electrónico a través de la experiencia física y cómo mantener la ilusión intacta cuando tu oficina huele a Navidad todo el año.
¿Cuál es la historia de Xmas Passion? ¿De dónde venís y por qué centrarse en algo tan específico y temporal como la Navidad?
Xmas Passion nace casi por casualidad. Carles se dedicaba al mundo de la pesca y los viajes de pesca, y al alquilar el local actual descubrimos que antes había sido una tienda de decoración que, durante Navidad, funcionaba muy bien. Empezamos a ver cómo, año tras año, muchas personas venían a esta calle como parte de su tradición navideña .
Además, es una zona muy turística: incluso en pleno verano, hay visitantes que se llevan adornos porque en sus países no encuentran este tipo de producto. Así nació Xmas Passion, combinando la oportunidad del lugar, la tradición del barrio y el cariño que muchas personas sienten por la Navidad.
"Esta 'doble temporada' mantiene ambos proyectos a flote. La Navidad permite complementar nuestro otro negocio de artículos de pesca y nos da estabilidad todo el año".
Carles Verdaguer, propietario de Xmas Passion

Barcelona se quedó huérfana de referentes navideños icónicos tras el cierre de la histórica Beardsley. ¿Cómo surge la decisión de llenar ese vacío emocional y comercial? ¿Sentisteis vértigo al intentar replicar o superar ese legado?
En realidad fueron ellos quienes nos enseñaron a gestionar un negocio navideño. Al llegar entendimos cuán navideña era esta calle y el enorme vacío que quedaría si se perdía esa tradición. Nuestro objetivo no es replicar su legado, sino continuar la historia a nuestra manera, con nuestra personalidad y con la visión de que la Navidad tiene infinitas posibilidades para seguir creciendo.
Aunque sigue el mismo camino, Xmas Passion tiene su propia voz. ¿Cuáles dirías que son vuestros pilares diferenciadores frente a lo que ofrecía la antigua tienda o lo que ofrecen los grandes almacenes hoy en día?
Nuestros principales diferenciadores son los poblados navideños. Trabajamos con Lemax, la marca líder en casitas de Navidad, y contamos con una de las exposiciones más completas. Cuidamos muchísimo la selección de producto y la experiencia del cliente: escuchamos, asesoramos y conocemos el producto a fondo.
Además, desde el año pasado, ofrecemos servicios de decoración, escaparatismo y proyectos a medida para comercios y hostelería. Es un área que está creciendo muy rápido y que queremos potenciar aún más.
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El nombre lo dice todo: passion. En un nicho tan específico, ¿cuánto hay de cálculo empresarial y cuánto de espíritu navideño al montar este proyecto?
Es una mezcla equilibrada. A nivel empresarial, la Navidad permite complementar el otro negocio de artículos de pesca, que es más débil en invierno. Esta “doble temporada” mantiene ambos proyectos a flote y nos da estabilidad todo el año. Pero también hay un enorme componente emocional: la Navidad siempre nos ha gustado, y ahora hemos aprendido a transformar esa pasión en un proyecto rentable y sostenible.
Vivís rodeados de Navidad durante todo el año. ¿Cómo se mantiene viva la ilusión cuando tu día a día en agosto es pensar en bolas de nieve y guirnaldas? ¿No os cansáis de los villancicos?
La ilusión se mantiene sola, porque cada pieza tiene tantos detalles que siempre nos despierta ternura y emoción, incluso en pleno agosto. Para Javiera, que se dedica al diseño, el final del verano es casi un momento esperado: llega con un montón de ideas nuevas, tendencias que quiere probar y ganas de empezar a crear las decoraciones de la temporada.
Además, nuestros clientes también nos contagian su entusiasmo. Muchos esperan con ansias las nuevas colecciones y, de hecho, desde abril ya empezamos a trabajar con “preventas”.
Y sobre los villancicos… sorprendentemente no nos cansan. Al final se han convertido en parte de nuestro día a día

Para un emprendedor, depender de facturar el grueso del año en apenas dos meses es un riesgo enorme. ¿Cómo se estructura el modelo de negocio de Xmas Passion durante los 10 meses restantes? (Logística, compras, personal…)
Nuestro negocio tiene varias líneas y eso nos da estabilidad. Aunque el pico fuerte es noviembre–diciembre, para nosotros la temporada empieza realmente en septiembre. Además, para grandes proyectos de decoración trabajamos con mucha antelación.
Las compras principales se hacen entre febrero y marzo, por lo que, cuando termina una Navidad, ya estamos trabajando en la siguiente: logística, selección de producto, diseño y proyectos para empresas.
"Nuestro espacio es un recorrido por la calle más navideña de Barcelona, nada que ver con navegar por una web desde casa".
Carles Verdaguer, propietario de Xmas Passion
Barcelona tiene tradiciones muy suyas, como el caganer o el tió, mezcladas con tendencias nórdicas y americanas. ¿Cómo definiríais el estilo navideño del barcelonés actual? ¿Somos más de árbol minimalista o de belén con musgo y río de papel de aluminio?
El barcelonés sigue siendo muy fiel a lo clásico, pero en los últimos años ha aparecido un fenómeno que ha cambiado por completo la manera de decorar: los poblados navideños. Las casitas de estilo europeo y americano se han convertido en un imprescindible, y cada vez más familias los incorporan como parte de su tradición.
Lo bonito es que esta tendencia convive de forma muy natural con el belén, que continúa siendo un elemento profundamente arraigado y transversal.
Además, hemos visto que la afición por los poblados va creciendo y evolucionando: cada año los clientes quieren añadir una pieza nueva, ampliar su escena o incluso cambiar de temática. Y ahí está la magia, porque existen estilos para todos los gustos —desde paisajes nevados y pueblos victorianos hasta escenas de montaña con estaciones de esquí, o mundos inspirados en Papá Noel, elfos y galletas de jengibre.
Esa mezcla entre tradición local y nuevas influencias hace que el estilo navideño de Barcelona sea cada vez más rico, creativo y personal.

"No es solo comprar, es vivir una experiencia emocional. La reacción al entrar es mágica: muchas personas vuelven a sentirse como niños. [...] Lo más bonito es cuando los clientes nos dicen que no cerremos nunca".
Carles Verdaguer, propietario de Xmas Passion
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En decoración navideña, las tendencias cambian cada año (colores, estilos…). ¿Cómo predecís qué querrán los barceloneses la próxima Navidad?
Apostamos por una base clásica, siempre funciona y luego incorporamos una o dos tendencias nuevas según lo que va apareciendo en mercados internacionales. Este año, por ejemplo, triunfaron los ositos y los Christmas crackers ingleses. Y siempre mantenemos los elementos esenciales: Papá Noel, ardillas, ciervos, elfos, galletas de jengibre, etc.
Venimos de tiempos muy acelerados y digitales. ¿Notáis que la gente entra a la tienda buscando solo decoración, o vienen buscando un refugio, un poco de esa paz y nostalgia de cuando eran niños?
Totalmente. La reacción al entrar es mágica: muchas personas vuelven a sentirse como niños. Es un momento de calma, de ilusión y de recuerdos. No es solo comprar, es vivir una experiencia emocional.
En la era del e-commerce, vosotros apostáis por 400 metros cuadrados de experiencia inmersiva. ¿Es la “experiencia” la única forma de salvar al retail físico? ¿Qué se lleva el cliente al entrar que no puede obtener en una web?
La experiencia lo cambia todo. Poder ver el producto, tocarlo, apreciar la calidad… y, muchas veces, descubrir cosas que no sabían ni que existían. Nuestro espacio es un recorrido por la calle más navideña de Barcelona, nada que ver con navegar por una web desde casa.

¿Cuál es la reacción más bonita o particular que habéis visto en un cliente al entrar en la tienda y encontrarse con este mundo mágico?
Lo más bonito es cuando nos dicen que no cerremos nunca. Muchos clientes se emocionan, nos felicitan por la decoración y por la selección de productos, y se ríen como niños recorriendo la tienda. Esa ilusión es impagable.
No podemos irnos sin preguntarte esto, ¿cuál es tu adorno favorito y por qué?
Las bolas de cristal. Por su variedad de diseños, sus colores, su brillo… Tienen algo delicado y mágico que, para mí, representa la esencia de la Navidad.