Las startups han cambiado las reglas de juego de los negocios. A través de estas empresas emergentes, llegan al mercado propuestas innovadoras que nos permiten acceder a nuevos productos o servicios.
Pero detrás de una startup siempre hay una idea brillante, mucho trabajo, un equipo de emprendedores e inversores. Pero, si fallan los medios, entran en juego las incubadoras de startups. Este tipo de organizaciones ayudan a hacer realidad los proyectos de los emprendedores a través de una amplia gama de recursos a los que normalmente no tienen acceso.
¿Pero qué es eso de las incubadoras y cómo funcionan? ¿Pueden ayudarme a emprender y lanzar mi empresa?
Las startups son pequeñas empresas principiantes que se caracterizan por su enfoque joven y un modelo de negocio completamente digital. Además, plantean ideas innovadoras que pretenden generar un impacto en la sociedad y mejorar la calidad de vida de las personas a través de su desarrollo.
Pero para que la propuesta pase de ser una idea feliz a un producto o servicio al alcance del gran público se requieren recursos y, sobre todo, mucho dinero. Y es ahí donde intervienen las incubadoras de startups.
Una incubadora de startups es una organización que ayuda a desarrollar un negocio nuevo en su fase inicial durante un tiempo limitado. Es decir, que su tarea es impulsar la creación de empresas aportando la asistencia que necesitan para su progreso, crecimiento y asentamiento.
Normalmente, la incubadora presta su asistencia a los negocios en su fase más inicial, aunque puede acompañar a los emprendedores durante todo el proceso. De esta forma, se aumentan las probabilidades de éxito de las startups seleccionadas por la organización.
Las incubadoras suelen estar patrocinadas y dirigidas por empresas privadas, entidades públicas o universidades. Su labor es ayudar a lanzar empresas jóvenes proporcionando el apoyo necesario a nivel técnico, financiero y legal.
La ayuda que prestan es variada, desde servicios jurídicos a asesoramiento profesional. En general, los recursos que las incubadoras ponen a disposición de las startups son los siguientes:
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Las incubadoras de startups son organizaciones dedicadas a buscar negocios en desarrollo para apoyar su formación proporcionando todo tipo de recursos. Sin embargo, un business angel o ángel inversor es una persona que contribuye con dinero (e incluso su tiempo y experiencia) para ayudar a una empresa no cotizada.
Es decir, que un business angel es un inversor independiente que también puede aportar conocimientos profesionales para ayudar a un negocio con el objetivo de obtener un beneficio económico. Aunque pueden intervenir en cualquier momento de la evolución del negocio, esta figura suele participar en los primeros pasos de la formación de la empresa, al igual que las incubadoras.
Conviene no confundir las incubadoras de startups con las aceleradoras. Mientras que las primeras prestan su apoyo a las empresas en desarrollo o ayudan a crear nuevos negocios, las aceleradoras de startups estimulan el crecimiento de empresas ya creadas.
Para alcanzar este objetivo, las aceleradoras invierten capital o intentan aprovechar las virtudes de la empresa a través de formación intensiva o de la contratación de un especialista. Además, también ayudan a descubrir los puntos débiles del negocio y buscan soluciones.

Las startups que desean contar con los servicios de una incubadora tienen que apuntarse como candidatas cuando se realice la apertura de la convocatoria, en la que se establecen una serie de requisitos. A continuación, la incubadora realiza un proceso de selección que depende de cada organización.
Una vez seleccionadas las empresas, comienza el proceso de incubación. Esta etapa suele tener una duración de varios meses, aunque depende de la organización y del tipo de negocio. Durante esta fase se realizan pruebas de concepto, se firman contratos de exclusividad y se dan los primeros pasos. Después se desarrolla el prototipo y la incubadora decide si se queda con el producto o servicio de la startup.
A partir de este punto, ambas entidades pueden negociar y establecer todo tipo de pactos: acuerdos de comercialización, compra del proyecto, contrato de inversión…
No obstante, todos los pasos dependen tanto de la propia incubadora como de la startup. Las necesidades de una B2B (de empresas a empresas) y de una B2C (de empresas a consumidores) varían mucho, y también los medios que proporcionan las incubadoras a estos emprendedores.
Los servicios y la asistencia que proporciona una incubadora de startups se clasifican en tres etapas.
El proceso comienza con la formación del plan de negocio del proyecto, definición del modelo de negocio, investigaciones de mercados y diversos pasos de planificación estratégica. Para ello, la organización pone a disposición de la startup servicios integrales de orientación, asesoría y tutorías.
Lo siguiente es lanzar el proyecto y realizar un seguimiento para analizar los cambios necesarios y asentar los objetivos. Suele tener una duración de un año o un año y medio. Durante este ciclo la incubadora pone a disposición de la startup asesoría especializada, servicios de consultoría, contactos, acceso a información y capacitación para guiar a las empresas. Además, se desarrollan las áreas de producción, recursos humanos y mercadotecnia, entre otras.
Aquí la empresa ya está formada, establecida y en pleno funcionamiento, aunque la incubadora sigue proporcionando servicios de orientación, guía y seguimiento para ayudar a fortalecer la empresa.
Las startups han supuesto un cambio radical del paradigma del emprendedor clásico. Este tipo de empresas aportan ideas rompedoras y propuestas revolucionarias que generan un impacto real, ofreciendo nuevos productos y servicios que mejoran nuestra vida.
Pero no basta con tener una idea mágica para que los engranajes del mundo de los negocios se empiecen a mover por sí solos. Para que la idea se convierta en realidad hace falta dinero, experiencia y conocimientos, ya que muchas veces acudir a un inversor no es suficiente para lanzar una startup. Ahí es donde surgen las incubadoras, que ayudan a hacer realidad un proyecto suministrando dinero, recursos y asesoramiento profesional.
Pero, claro, nadie regala nada. Y por eso acudir a una incubadora para desarrollar un negocio tiene sus ventajas y sus inconvenientes.
Una incubadora de startups puede ser la diferencia entre la creación de un negocio y una idea perdida. Para ello, ofrecen diversas herramientas que aportan numerosos beneficios para las startups:
Ya hemos visto que este tipo de organizaciones presentan grandes ventajas. ¿Pero qué hay de sus desventajas?
Para empezar, las incubadoras limitan la libertad de los emprendedores, así como su independencia, ya que tienen que someterse a cierta supervisión. Por otro lado, estas organizaciones ofrecen experiencia y conocimientos especializados, por lo que la startup tiene que buscar una dedicada a su sector, si es que existe.
Asimismo, las incubadoras tienen un papel limitado, ya que su objetivo es ayudar en el desarrollo y lanzamiento de un proyecto nuevo. Una vez que la startup ya se ha hecho un hueco en el mercado, si necesita ayuda para seguir creciendo y consolidarse, necesitará recurrir a una aceleradora.
Otro factor a tener en cuenta es que no todas las ideas de los emprendedores pueden pasar por una incubadora, ya que el proyecto tiene que reunir ciertos requisitos para poder solicitar la ayuda. Entre otras cosas, se valora la innovación, los posibles beneficios sociales que genere el proyecto a medio plazo, el potencial de crecimiento del negocio o la capacidad de generar empleo.
Todas las incubadoras de startups tienen la misma finalidad: ayudar a desarrollar ideas innovadoras para crear un nuevo negocio próspero. Sin embargo, estas organizaciones se clasifican en diversos modelos en función del tipo de empresa que estén ayudando a lanzar.
Las empresas de sectores más tradicionales, como restaurantes o comercios, suelen caracterizarse por necesitar una infraestructura tecnológica limitada. Los programas de crecimiento se ofrecen a negocios con potencial de ser rentables y tienen una duración de entre tres y cuatro meses.
Estos negocios requieren ciertas infraestructuras tecnológicas especiales y suelen estar orientados al desarrollo de aplicaciones web, software relativamente especializado o tecnología simple. El programa de incubación suele duran un año.
Estas empresas están relacionadas con el mundo de las llamadas tecnologías de la información (IT), el software altamente especializado, la biotecnología o el sector farmacéutico. La incubación de estos proyectos suele tener una duración de aproximadamente dos años debido a su alto nivel de especialización.
El objetivo de todas las incubadoras es el mismo, pero cada una ofrece unos servicios diferentes en cuanto a ayuda inicial, formación, gestión, financiación, experiencia y recursos. España cuenta con más de 200 aceleradoras e incubadoras de startups que juegan un papel fundamental en el emprendimiento del país. Algunas de las incubadoras españolas más importantes son las siguientes:
Las incubadoras de startups se configuran como una plataforma de ayuda para establecer nuevas empresas con el potencial de crear un impacto positivo en la sociedad. Sin la colaboración de estas organizaciones, muchas ideas prometedoras se quedarían en la fase de desarrollo y nunca llegarían al mercado. Por lo tanto, una incubadora de startups puede ser la diferencia entre la creación de una empresa próspera y un proyecto relegado al olvido.