Nunca está de más conocer en profundidad cada uno de los conceptos que componen tu nómina. Te desgranamos todos en este artículo.
¿Eres de los que reciben la nómina a final de mes y simplemente compruebas que cuadre lo que cobras, pero del resto de datos que incluye no tienes ni idea de a qué se refieren? Pues entonces necesitas leer este artículo, porque nunca está de más conocer en profundidad tu nómina. Por lo que pueda pasar.
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Empecemos, por si acaso, por el principio. La nómina es un recibo del pago de tu salario que, a la vez, sirve de justificante de lo que pagas tanto de IRPF como de cotizaciones a la Seguridad Social.
Como todos los recibos, siempre se debería conservarlos durante un tiempo prudencial por si tuvieras que reclamar algún concepto o por si es a ti a quien te lo reclaman por algún motivo. Nunca se sabe.
Pero, entonces, ¿qué son todos esos conceptos que aparecen en tu nómina? Vamos a verlos a continuación...

El encabezado es el apartado de tu nómina en el que encontrarás dos tipos de datos igual de relevantes: los tuyos y los de la empresa.
Como decimos, por un lado, constarán los datos de la empresa para la que trabajas: denominación social, dirección, CIF y código de la cuenta de cotización de la Seguridad Social.
Y, por otro, constarán tus propios datos como trabajador de la empresa: nombre, apellidos, DNI, número de afiliación a la Seguridad Social, categoría profesional, tipo de convenio y antigüedad en la empresa. Es importante, además, que en el encabezado quede reflejado el periodo de liquidación, es decir, el tiempo que te están pagando.

Los devengos son todos los ingresos que recibes como trabajador. Existen, fundamentalmente, dos tipos de devengos: los salariales y los no salariales. Veámoslos por separado.
Las percepciones salariales son las cantidades económicas que te son entregadas en retribución a tu trabajo. La suma de todas estas cantidades es lo que se conoce como salario bruto, y suele estar formado por dos montos:
Por su parte, las percepciones no salariales son aquellas que no tributan como salario: son bienes o servicios que no tienen deducción de IRPF ni cotizan a la Seguridad Social. Algunos ejemplos serían los suplidos (transporte, dietas, gastos de material, etc.), las indemnizaciones y las prestaciones.
De forma contraria a lo que ocurre con los devengos, las deducciones por IRPF y por Seguridad Social no suman en nuestra nómina, sino que restan.
Ya lo sabes: cierta parte de todo sueldo ha de ir a pagar la Seguridad Social: la pensión, el seguro de desempleo, bajas laborales, formación profesional... El porcentaje de deducciones a pagar es variable, y el mismo trabajador puede decidir pagar más o menos (dentro de unos límites, claro).
Las deducciones más habituales que encontrarás en tu nómina son las siguientes:
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El líquido total a percibir es, básicamente, el dinero que será ingresado en tu cuenta corriente. Es una cantidad que se obtiene cogiendo el total devengado y restándole todas las deducciones pertinentes.
O lo que es lo mismo:
De un tiempo a esta parte, en la nómina también se refleja la aportación de la empresa a la Seguridad Social en nombre del trabajador:
Cotización que paga la empresa a la Seguridad Social en nombre del trabajador.
Cotización que paga la empresa a la Seguridad Social en nombre del trabajador. Estas contingencias se dividen en cuatro aspectos.
Cotización que paga la empresa a la Seguridad Social en nombre del trabajador.

Vamos a ver un caso práctico.
Remuneración total: 1.487,04 €.
Total a devengado: 1.487,04 €.
Total a deducir: 197,99 €.
Líquido a percibir: 1.289,05 €.
Contingencias comunes (23,6%): 401,10 €.
Contingencias profesionales:
Cotización adicional: 0 €.
Ahora que conoces todos los conceptos que aparecen en tu nómina, seguro que empiezas a prestarle más atención para que no se te escape ningún detalle y para saber que todo está en orden.