Emprender

Miedo al cambio: ideas para combatir la incertidumbre y salir victorioso

Holded

Ocurre a menudo, también con Holded: hay quien prefiere conservar su antiguo sistema de gestión de empresa, aunque éste sea aburrido y fatigoso, a dar el salto y pasarse a una aplicación mucho más ligera, sencilla y eficiente. Es el miedo al cambio, una sensación presente en todos los rincones de la vida: trabajo, familia, vivienda, vehículo, etc.

Este miedo paralizante nos impide superar la mayoría de retos, por lo que –a medio y largo plazo– supone un gran problema. ¿Qué podemos hacer para solucionarlo? Con la idea de darle esquinazo al temor hemos preparado un listado con 10 ideas claras que te animarán a moverte en dirección a todos tus objetivos. Aquí lo tienes:

El cambio es consustancial al ser humano.

Todos cambiamos, aunque no lo queramos. El 1% de tus células se renuevan cada día, con lo que la composición orgánica nunca es la misma que la de ayer. Ni la de mañana. Cambias porque creces, porque tienes familia, te mueves, te mudas de casa, de coche… enfermas, te curas. Cambias porque es la única opción de vida disponible y real; la opción contraria no te gustará. De modo que, ¿por qué dices que te da miedo el cambio? En realidad ya lo estás haciendo.

El miedo al cambio es una sensación.

Una percepción mental. Y es normal que la idea del cambio te de miedo. Es así porque al cambiar estamos dejando nuestras certezas atrás; porque creemos que al cambiar dejaremos de ser como somos, perderemos nuestra identidad construida a base de mucho esfuerzo. Pero ese pensamiento no tiene ningún sentido. Tú vas a seguir siendo el mismo cambies o no… da igual con quién estés, adónde te vayas, lo que hagas: seguirás siendo tú. Y lo mismo vale para tu empresa.

Gestiona tu diálogo interno.

Muchas veces, cuando nos proponen un cambio, nuestro pensamiento más ruidoso tienen una forma parecida a: “¡Noooooo!”. Es una grito reactivo, en principio no quieres que nadie asedie tu burbuja de comodidad; sin embargo, si paras un poco y cedes algo de espacio a otros pensamientos, verás que empieza a colarse un sonido creciente que suena a: “¿Y si…?”. Por decirlo de otra manera, no hagas lo primero que se te viene a la cabeza y párate a reflexionar, porque, es verdad… ¿y si el cambio sale bien?

Avanza hacia el cambio, pero hazlo poco a poco.

No hay ninguna necesidad de lanzarse a la desesperada; pocos cambios exigen tanta vehemencia. Pese a que tengamos la absoluta certeza de que un cambio nos vendrá de maravillas, tampoco hemos de menospreciar el valor de un buen proceso de adaptación. Da igual el ámbito en el que lo llevemos a cabo. Otra cosa es que ni siquiera lo tengamos claro – aunque intuyamos  que nos irá bien–, en ese caso, ¿qué necesidad hay de correr?

Sin incertidumbre no existe el aventurero.

El amor por lo desconocido es el sentimiento que mueve a los aventureros más celebrados. Piénsalo: una persona que lleva lo mismo durante toda su vida… será considerada muchas cosas, pero jamás una persona con la ambición de explorar retos nuevos. Además, nunca llegarás más lejos de lo que has llegado ya si no exploras vías nuevas. En ese sentido, si todo fuera vieja y gris rutina, qué aburrimiento, ¿no?

Vive el presente.

Tal vez suene a eslogan de libro de aeropuerto. Carpe diem, amigo. Quizás sea un consejo demasiado manoseado, es verdad, pero no por eso deja de tener razón. El pasado es un ancla que nos impide movernos en cualquier dirección. El pasado nunca desaparece, pero jamás podremos volver a él. Entonces, ¿por qué no construir algo nuevo y diferente? El cambio es en parte eso, estar presente y habitar la persona que eres hoy, no la que recuerdas –idealizas que fuiste ayer.

Deja de esperar que algo o alguien te va a salvar.

Mucha gente vive pensando que algo o alguien va a cambiar el rumbo de su vida, que vendrá un tornado y lo moverá todo de sitio;  pero mientras esperan desperdician la vida que tienen hoy. ¿Quieres lograr los objetivos que te has propuesto? De acuerdo, entonces deja de pensar en que vendrá alguien a hacerlo por ti. Ayúdate a ti mismo a dar ese paso que tanto tiempo llevas esperando.

Focalizar un objetivo concreto te ayudará a moverte.

No es lo mismo tomar una decisión pensando en vaguedades y abstracciones, que hacerlo con un objetivo nítido en el horizonte. Imagina que vas a cambiar un trabajo por otro, céntrate en el punto fuerte que va a impulsar ese cambio y deja un poco aparte todo los pensamientos laterales que enturbian la decisión. La incertidumbre paraliza porque plantea cuestiones inmediatamente irresolubles, por tanto: ¿para qué pensar en ellas?

El fracaso es parte de la vida, asúmelo ya.

Quizás no hagas cambios en tu vida por miedo a que éstos salgan mal, y es entendible. Aún así: error. Los fracasos son parte importante de nuestra trayectoria vital; sin las enseñanzas que extraemos de ellos no podríamos tomar decisiones relevantes. No alcanzaríamos ningún objetivo. Los caminos sin baches solo existen en la ficción o en las trayectorias anodinas.

El cambio real no es posible sin el empuje de la perseverancia.

¿Has conseguido dar el salto que necesitas? Enhorabuena, pero aún no está todo ganado. De hecho te queda lo más importante: perseverar. Un cambio real es aquel que cierra el periodo de transición para situarse en un punto de no retorno, es ese el punto interesante, donde ponemos toda nuestra energía y empiezan a suceder cosas diferentes. Hasta entonces, corres es riesgo de que te asalten impulsos derrotistas.

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